El fugitivo que contrató a Julio Iglesias
El urdidor de los contratos de la Generalitat Valenciana con el cantante por seis millones lleva cinco años huido
Tabares huyó de España al conocer la primera condena. Es un prófugo. Distintas fuentes políticas apuntan que ahora podría residir en Tokio y trabajar desde allí como consultor de empresas y para fabricantes de azulejos de Castellón. Según esas mismas fuentes, Tabares no tiene intención de salir del país hasta que no prescriba su delito.
La relación de Tabares con Japón se remontaría a una relación sentimental y unos estudios de doctorado con vistas a impartir clase que cursó en 1999 en la prestigiosa Universidad de Waseda (Tokio), donde se han formado seis primeros ministros nipones. En este centro insisten en que no hay ningún profesor español con ese nombre.
Japón no tiene acuerdo de extradición con España, por lo que el posible traslado del antiguo jefe del IVEX se antoja complicado al no tratarse de un delito de sangre o terrorismo. “Todo depende de la voluntad de colaboración entre los países”, apunta Enrique Orts, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Valencia.
Mientras, Tabares espera a que prescriba su delito. El 22 de septiembre de 2016 será un hombre libre, según su abogado, Juan Ignacio Sáez, que dice que contactó con el fugitivo por última vez el pasado mayo a través de correo electrónico y asegura que “nunca” le ha preguntado dónde se encuentra. El letrado sostiene que su cliente “no ha pisado en los últimos años” España y carece de responsabilidad en la contratación del cantante. Afirma que los pagos a Julio Iglesias, telonero de los mítines del expresidente José María Aznar, se cocinaron en el Palacio de la Generalitat. Una tesis que también comparte el entonces diputado socialista Antoni Such, que atribuye al PP la ocultación a las Cortes Valencianas del segundo contrato —3,7 millones libres de impuestos— que el Ejecutivo autonómico suscribió con el artista en diciembre de 1997 y que el propio Iglesias confirmó la semana pasada ante un juez de la República Dominicana. El cantante, amigo personal de Zaplana, señaló al prófugo como el autor de su contratación.
Tabares aterrizó en la Generalitat en 1990. El Procova (Promociones de la Comunidad Valenciana), precedente del IVEX durante el último mandato del presidente socialista Joan Lerma, fue su primer destino. Recaló allí como un técnico catapultado por su currículum, una privilegiada agenda de contactos y el bagaje de haber pilotado las exportaciones de una firma de calzado en La Vall d’Uixó (Castellón). “Era un reconocido especialista del comercio exterior”, destaca su abogado. El desembarco del PP en la Comunidad Valenciana en 1995 y los planes del presidente Eduardo Zaplana de dinamitar los resquicios de la gestión socialista, transformaron la institución, que pasó a llamarse IVEX. Se desgajó de la Consejería de Economía y se revistió de ambición. El remozado organismo multiplicó su presencia exterior y organizó decenas de misiones empresariales a “mercados emergentes” como Rusia, Japón, México o, en EEUU, Miami. En ese contexto de cambios, Zaplana nombró en 1997 a Tabares director general del IVEX. Joaquín Gil. Leer noticia completa en: El País.
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