| Edició núm. | Any: 12 | Notícies: | Fotografies: | Comentaris d'usuaris:

 22/03/2013

ALTRES TEMES » EL CAS 21 » Estafes i fraus

El estafador que vendió dos veces la Torre Eiffel

El damnificado se sintió tan avergonzado por haber sido engañado de forma tan ridícula que optó por no hacer ninguna denuncia


Desde una edad muy temprana, Víctor Lustig fue conciente de su extraordinario talento. Casi sin esfuerzo, era capaz de inventar historias que resultaban muy convincentes. Las elaboraba con increíble facilidad de palabra y una memoria rigurosa que le hacia recordar cada detalle, por pequeño que fuera.
Jugando al póker (uno de sus pasatiempos de juventud) supo perfeccionar su habilidad, ya que como es sabido, para tener éxito en este juego es más importante la astucia que el azar. De esta manera, Lustig se especializó en poder intuir las cartas de sus rivales sólo observando los gestos involuntarios de sus rostros.
Lustig tuvo numerosos empleos, que de una manera o de otra parecen haberse encadenado para desembocar en la actividad que lo haría famoso: la estafa. Habiendo juntado algo de dinero decidió comprar un pasaje en uno de los numerosos cruceros de lujo que a principio de siglo cruzaban con frecuencia el Atlántico Norte.
Caminando con paso lento sobre la cubierta, mirando de reojo el mar, Lustig escuchaba con esmero los fragmentos de conversaciones de los demás pasajeros, buscando a alguien que pudiera servirle: una persona destinada a ser el ingenuo protagonista de una de sus fábulas.
Con paciencia y tiempo, supo dar con un hombre de dinero con quien trabó amistad rápidamente. Cuando la confianza entre ambos llegó a su punto justo, Lustig le reveló el secreto de su fortuna: una máquina construida por él que trasformaba un papel en blanco en un billete de cien dólares.
Rogándole guardar el secreto, ya que se trataba de algo ilegal, llevó a su amigo hasta su camarote. El artefacto reposaba sobre una mesa y tenía forma de caja. Con cuidado, introdujo un papel rectangular por una de las ranuras y le entregó el invento a su víctima.
El proceso era lento (duraba seis horas) pero finalmente el dinero asomaba su clásico tono verde oscuro por la ranura posterior. El hombre estaba tan asombrado como entusiasmado, pero Lustig se mostró cansado y decepcionado de la máquina porque "tarda mucho tiempo en fabricar dinero".
Su amigo le ofreció comprarla, pero el se negó. Los días fueron pasando y la oferta fue en aumento, hasta llegar a treinta mil dólares. El estafador, dando la imagen de estar más cansado que convencido accedió a vendérsela.
El artilugio creado por Víctor Lustig poseía en su interior dos billetes de cien dólares por lo que cada uno de los incautos (fueron varios) descubría que su fuente de dinero se agotaba a las 12 horas, tiempo después del cual, el autor de la maquina milagrosa estaba a kilómetros de distancia.
La idea para su estafa más espectacular se le ocurrió mientras leía una noticia en un diario en un bar de París, donde un artículo hablaba sobre los enormes costos que representaba el mantenimiento de la torre Eiffel y del malestar que esto provocaba en el gobierno francés.
En sólo un par de días, Lustig ideó su plan más ambicioso. Junto con un socio con experiencia en falsificaciones, confeccionaron varios sellos, formularios y documentos oficiales que le ayudarían a hacer creíble la maniobra. Luego, se contactó con seis importantes comerciantes de chatarra y los citó a una reunión secreta para discutir el destino de las 7.000 toneladas de hierro que componían la problemática torre.
La idea de que el gobierno francés pueda desprenderse de uno de sus símbolos más tradicionales parece hoy inconcebible, pero en 1925, la posibilidad de su eliminación era bastante posible. Construida entre1887 y 1888 para ser inaugurada en la feria mundial de París del año siguiente, el contrato del ingeniero Gustave Eiffel contenía una cláusula por la que se especificaba que la torre debería ser desmontada en 1909. Sin embargo, su estructura enmarañada sobrevivió a varios proyectos de desguace.
Como el asunto no debía tomar estado público, los empresarios no sospecharon de haber sido reunidos en el elegante Hotel de Crillon en vez de una oficina gubernamental, donde Lustig les explicó la situación de los altos costos y de como ellos habían sido elegidos para la licitación.
André Poisson, uno de los interesados, sin embargo, sentía una ligera sospecha: el negocio era tentador, pero necesitaba hablar con Lustig a solas. Cuando lo consiguió, el estafador respondió a todas sus preguntas, y le hizo saber con la sutileza de estos casos que si él quería ganar la licitación, existía una manera de poder ayudarlo.
Poisson comprendió perfectamente y en tiempo y forma acordado le entregó el dinero solicitado, que lo acreditaba como el destinatario del fabuloso negocio, más un sobre cerrado con una suma interesante para cualquier funcionario del gobierno. Cuando la operación fue concretada Lustig, junto a su socio, consideró fundamental desaparecer por un tiempo y tomó un tren rumbo a Viena. Su equipaje se reducía a una serie de efectos personales y una valija llena de francos franceses.
Meses mas tarde, y para su asombro, Lustig comprobó que su estafa no había sido comentada por ningún diario de la época. El silencio era comprensible: el damnificado se sentía tan avergonzado por haber sido engañado de forma tan ridícula que había optado por no hacer ninguna denuncia. Por lo cual decidió entonces que podría repetir la operación, llamando a otros comerciantes de chatarra. Así lo hizo, y por segunda vez pudo vender la torre.
El considerado uno de los estafadores más grandes de todos los tiempos terminó sus días en la cárcel cuando en su periplo delictivo en territorio americano fue finalmente arrestado y enviado a la prisión de Alcatraz. Un tiempo antes, había tenido la audacia de engañar al mismísimo Al capone, quien le dio 5.000 dólares en agradecimiento por una operación financiera que Lustig jamás realizó.
Leer noticia en su fuente original terra.com.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
  • 2Comentaris
    Imprimir Enviar a un amic

Notícies similars

AFEGIR UN COMENTARI

Escriu en aquest camp el resultat de la suma, en xifra

És obligatori omplir aquesta casella amb un nick o nom real. No utilitzar la paraula "Anònim" o similars

La direcció no apareixerà públicament però ha de ser correcta; en cas contrari, no se editarà el comentari. Es comprobarà l'autenticitat del e-mail, encara que no se farà públic, seguint la nostra política de privacitat.

* El comentari pot tardar a aparéixer perquè ha de ser moderat per l'administrador. * Ens reservem el dret de no publicar o eliminar els comentaris que considerem de mal gust, il•lícits o contraris a la bona fe; així com els de contingut de caràcter racista, xenòfob, d'apologia al terrorisme o que atempten contra els drets humans. * EL SIS DOBLE no té per què compartir l'opinió de l'usuari, ni es fa responsable de les opinions abocades. * Es recomana no abusar de les majúscules ni d'abreviatures. * Els comentaris han de guardar relació amb el tema del qual tracta la notícia. * No s'admeten comentaris de caràcter publicitari.