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 06/03/2014

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El día en que ABC entrevistó a Adolf Hitler

El 6 de abril de 1923 Javier Bueno visitó en Berlín al que, por entonces, no era más que un líder fascista desconocido


«Él sabe cuál es la psicología del pueblo, porque viene del pueblo y sabe cómo se debe actuar para impresionarle». Con esta acertada y premonitoria frase definía el periodista español Javier Bueno (usando el seudónimo de «Antonio Azpeitua») el carácter de un joven y desconocido líder fascista con el que había mantenido una entrevista:Adolf Hitler. Sin embargo, no lo hacía en un diario alemán de la época imposible de encontrar en España, sino en las páginas del ABC del 6 de abril de 1923, un periódico que, en aquellos días, celebraba su 20 aniversario.
Corría por entonces una época dura para Alemania pues, tras haber sido derrotada en la Primera Guerra Mundial, se veía obligada a pagar las llamadas «reparaciones de guerra» a sus antiguos enemigos. El descontento reinaba, rápido y furioso, entre unos ciudadanos sometidos económicamente al yugo extranjero y a una contienda pasada. Esa fue, precisamente, la piedra angular en la que se basaron multitud de movimientos nacionalistas para adquirir simpatías entre la población y esa fue, a su vez, la forma que tuvo un joven y no muy conocido Adolf Hitler de catapultarse hacia el estrellato y ganar adeptos para su recién formado Partido Nacional Socialista Alemán.
Esa Alemania llena de resentimiento fue el lugar seleccionado por Bueno para entrevistarse con un Adolf Hitler que no contaba más de 34 años. Su nombre, al igual que su causa, no era aún más que un trazo de tinta que no había adquirido el significado de hecatombe que tiene en la actualidad. Por ello, el periodista de ABC se limitó a calificarlo como un mero «líder del fascismo bávaro».
No obstante, en el rato que el reportero conversó con él, tuvo la oportunidad de analizar –casi como si pudiera ver el futuro-, sus características más destacadas: «Hitler, falto de cultura y de preparación científica, no puede expresar ideas sirviéndose de conceptos abstractos; por eso recurre al ejemplo simplista, al símil, a la comparación de cosas concretas. Acaso en esto esté su fuerza para impresionar a las multitudes. Afirma rotundamente, sin admitir la duda, sintiéndose poseedor de la verdad absoluta».
Con todo, no hay nadie que pueda contar mejor este encuentro que el propio Javier Bueno:
«La casa de un ex almirante que a falta de barcos de guerra, dirige ahora la sección de política internacional en un periódico de Múnich, fue el lugar elegido para nuestra entrevista con Hitler. Esta casa se encuentra en Bavaria Ring, la gran pradera donde las Sociedades gimnastas y escolares se inician, se entrenan, se adiestran en ejercicios y deportes que tienen un cierto sabor militar. Abril ha tapizado de nuevo la pradera. Cuando puntualmente llegamos a la cita, el ex almirante nos dice:
-Escribí a Hitler; pero no sé si mi carta llegaría a tiempo, ni si Hitler estará en Múnich. Es hombre de actividad asombrosa; aparece y desaparece cuando menos lo esperan sus partidarios; nadie puede decir dónde está; surge como un fantasma...
El ex almirante no es uno de esos que aquí llaman rábanos. Los rábanos son los rojos por fuera y blancos por dentro. El ex almirante es francamente monárquico, enemigo de la República y de los hombres que, sinceramente o por razones oportunistas, la defienden, cualquiera que sea el matiz del campo político en que actúen. Aunque su levita de paño negro no tiene galones dorados en las mangas ni anclas en el cuello, sigue siendo almirante. A falta de insignias, conserva el gesto, las frases breves y secas que suenan a órdenes, el apéndice capilar del mentón, complemento reglamentario del uniforme de la Armada.
Mientras Hit1er llega, bebemos té y el ex almirante me traza a grandes rasgos la historia del héroe fascista. Tiene treinta y cinco a treinta y siete años; nació en Austria, en la frontera alemana; fue soldado raso durante la guerra; es hombre con rudimentaria instrucción...
Suena un timbre lejano, y llega hasta la estancia el rumor de pasos amortiguados en las alfombras del pasillo. El autor de este texto es Manuel P. Villatoro. Leer artículo completo y ver hilo de debate en abc.es.
 
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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