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 21/10/2012

POBLACIONS » Sueca » Instal·lacions

Un museo para dar vida a la Casa Fuster en Sueca

Los libros dañados por las bombas de los atentados de 1981 formarán parte del espacio que promueve el ayuntamiento a los veinte años de la muerte del escritor

Veinte años después de la muerte del escritor y cumplido ya medio siglo de la primera edición de Nosaltres els valencians, el Ayuntamiento de Sueca se ha propuesto poner en valor la Casa Fuster. La decisión, hace ahora año y medio, de la Conselleria de Cultura de desentenderse del inmueble y traspasarlo al consistorio por un periodo de diez años para ahorrarse los gastos de mantenimiento ha supuesto un punto de inflexión para insuflar vida y sacar del olvido la casa natal del escritor, la anexa, sede de la biblioteca suecana, y el legado del ensayista.
Con el proyecto aún sobre la mesa, la Casa Fuster permanece cerrada aunque Levante-EMV la ha visitado esta semana. En la segunda planta reposa, perfectamente conservado dentro de una cámara contra incendios, el tesoro de la casa, el legado del escritor: 24.100 libros, 2.500 folletos, 16.000 revistas y periódicos, 25.000 cartas manuscritas, 2.000 fotografías y unas 250 piezas artísticas, hoy muchas de ellas convertidas en auténticas obras de arte de Manolo Boix, Andreu Alfaro, Tàpies, el Equip Realitat o el Equip Crònica. La casa del escritor, sin cuya obra no se entendería buena parte de la política valenciana del último medio siglo, está hoy lejos de ser un santuario. Salvo el legado bibliográfico poco rastro queda de Fuster. El rincón repleto de libros donde trabajaba quedó desmantelado hace años. Nada queda hoy del racó Fuster, por donde pasaron quienes participaron en las tertulias políticas que se celebraban en la casa del escritor durante el franquismo y la transición.
«Desacralizaron este espacio», lamenta el actual director de la Casa Fuster, Antoni Carrasquer. «Quienes le conocieron en vida vienen hoy aquí y dicen que esta no es la casa de Fuster, y ese es el problema que tenemos, que nunca hubo directrices claras sobre qué hacer con el edificio por la gran dispersión de ideas de quienes han pasado por aquí en 20 años», explica. Durante estos cuatro lustros, la casa, y sobre todo su contenido, ni siquiera estuvieron asegurados, explican conocedores del espacio fusteriano.
Desde que gobierna el PP el nombre de Fuster nunca ha aparecido en los presupuestos de la Generalitat, propietaria de la casa desde que la adquirió el Gobierno de Joan Lerma, pero a pesar de ello sí han llegado inversiones, cuando había dinero, de partidas mas genéricas destinadas a rehabilitación de inmuebles. Y hay coincidencia entre los técnicos que ha sido ese dinero el que ha permitido conservar en muy buen estado la biblioteca de Fuster.
Pero el ayuntamiento quiere ir más allá. El proyecto, valorado en unos 60.000 euros, y que se iniciará en breve permitirá abrir un espacio museístico en la planta baja y destinar la superior al estudio y al trabajo de los investigadores. «Queremos abrirlo a la gente», dice el responsable.
El consistorio asume hoy todos los gastos: limpieza, climatización, prevención de incendios, seguros y ha realizado las reformas menores. Ahora, gastará 32.000 euros en la digitalización de la correspondencia y pagará los 6.700 euros que ha costado el catálogo del patrimonio artístico que preparó la Universitat. En el espacio museístico se instalarán también muchos de los materiales cedidos para la exposición Joan Fuster. Nosaltres els valencians 1962-2012 que bajo comisariado de la Universitat se encuentra ahora en la Jaume I de Castelló y que llegará a Sueca en noviembre.
Habrá espacio para libros, revistas y elementos icónicos referentes al escritor. El arquitecto municipal y el profesor de la Universitat Joan Aliaga han visitado recientemente el espacio.

Libros dañados por las bombas
En el espacio museístico también se instalarán los libros del escritor que se editaron en vida y los que se vieron afectados por las bombas que estallaron en la casa en septiembre de 1981 tras un atentado de la ultraderecha, en plena batalla de Valencia. Las explosiones resquebrajaron varias paredes de la vivienda y derribaron estanterías en el interior. La onda expansiva afectó a los cristales de las casas cercanas.
Hoy, aún son visibles en alguna de las cajas que almacenan los libros en la biblioteca restos de cristales en su interior. «Están ahí porque Fuster no quiso que nadie los quitara; prefirió que permanecieran como muestra de la intolerancia de los violentos. Estos los pondremos en el espacio expositivo», explica el director de la Casa Fuster.
«No puedes deshacerte de nada porque todo es Fuster. Tiene una biblioteca de uso, no es de un bibliófilo y aún nos falta saber qué libros le interesaban y no es fácil porque le regalaban muchos, aunque en algunos casos nos guiamos por las anotaciones», explica. También habrá espacio para la proyección audiovisual y para conferencias.   Carlos Alós.  Leer noticia completa en Levante-EMV
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