Sergio Ramos, Pere Gratacós y algún recuerdo de un exárbitro de fútbol

Jueves, 19 de enero de 2017 | e6d.es
• Cada jornada se insulta en los campos de fútbol de todas las categorías sin que haya un trabajo serio para expulsar a los que se olvidan del respeto

El Sevilla Fútbol Club ha tardado demasiado tiempo (muchos años, a no ser que los medios de comunicación lo hayan ocultado) en condenar públicamente los habituales insultos a Sergio Ramos. Lo hizo después del partido copero del pasado jueves, con el matiz de pedir al mismo tiempo una sanción para el jugador blanco por supuesta actitud provocadora. Da la impresión de que, si no hubiese pedido dicha sanción, seguiría sin decir ni pío ante los insultos de parte de su afición.
Por desgracia, cada jornada se insulta en los campos de fútbol de todas las categorías a multitud de árbitros (por cierto, esto ni se comenta en los medios), jugadores, entrenadores, clubes, ciudades, etc., sin que haya una condena firme por parte de la mayoría de las directivas ni un trabajo serio para expulsar de los estadios a los que se olvidan del respeto.
A finales de 2006, cuando yo era árbitro de fútbol base, un espectador me insultó durante la primera mitad de un partido de infantiles. Cuando iba camino de mi vestuario para pasar el tiempo de descanso, me detuve junto a él y le pedí que no me insultara más. Él, sin empacho alguno, replicó que había pagado una entrada y que decía lo que le daba la gana. Yo le respondí que su entrada le daba derecho a disfrutar del partido y a expresar sus opiniones (por ejemplo, su desacuerdo con mis decisiones), pero no a comportarse de forma irrespetuosa. A partir de ese día (hasta mi retirada, en 2013) no permití faltas de respeto por parte de los espectadores en los partidos que dirigía.
Volviendo a la actualidad, hace pocos días Pere Gratacós fue destituido de uno de sus cargos en el Fútbol Club Barcelona por "expresar públicamente una opinión personal que no coincide con la de la Entidad". En sus palabras no había ni una sola falta de respeto, sino simlplemente lo dicho, una opinión personal (que, además, no dejaba en mal lugar a nadie): "Messi no sería tan bueno sin el resto de jugadores del equipo; pero, evidentemente, Leo es el mejor".
Me gustaría ver la misma contundencia en las directivas de los equipos cuando sus jugadores, sus estrellas intocables, cometen actos antideportivos y miserables, actos que se supone que también son contrarios a los códigos de conducta de los clubes. ¿O es que algún club contempla en sus estatutos la conveniencia de insultar a los rivales, de engañar a los árbitros, etc.? Y no veo que se aparte (temporal o definitivamente) a los jugadores por hacer eso.

Ángel Andrés Jiménez Bonillo
Exárbitro  y colaborador de Clan de fútbol

 


 
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