Lo que va de "tocarse los huevos" a "tocarnos los huevos"

Domingo, 26 de julio de 2015 | e6d.es
• Hay mucho por hacer (mejor dicho, deshacer), solo necesitamos liberarnos de los millones de toneladas de carne corrupta que anida en las instituciones

No es bueno que nuestra capacidad para la indignación se haya acostumbrado a la obscenidad descarada de la corrupción.  Cada día se conocen nuevos detalles, trascienden nombres de corruptores y buscavidas y, sobre todo, vamos poniendo cara a los cargos públicos que, no sabemos en qué momento de su vida, tomaron la decisión de vivir a cuerpo de rey a costa del dinero de todos.  Una frase ha roto la atonía del que, saturado, contempla la corrupción como la vaca que mira al tren:  “Estoy tocándome los huevos que para eso me hice diputado”.  Diez palabras que resumen la filosofía vital de una parte de la “clase política” que ni tiene clase ni se dedica a la política; lo suyo es otra cosa, tipificada claramente en el Código Penal. Quién le hubiera dicho, hace años, a los sufridos estudiantes de marketing, que encontrarían un futuro poniendo nombre a las diferentes operaciones policiales que, pasito a pasito, van poniendo al descubierto las numerosas tramas sembradas en todo el mapa de España.  Hoy día, cualquier pueblo, ciudad o comarca que no tenga su nombre inscrito en un sumario judicial, está condenado al ostracismo y el olvido.  Como consecuencia lógica, en breve, aparecerán operadores turísticos que por un precio inicial, incrementado luego por sobrecostes injustificados, ofrezcan un detallado recorrido por los lugares donde las corruptelas sentaron sus orondas posaderas e hicieron mella en el nivel de vida de sus desavisados moradores.  Al tiempo.
 
La cuarta parte del Producto Interior Bruto
Sumemos lo robado por las diferentes organizaciones delictivas de todo pelaje en territorios como Madrid, Cataluña, Valencia, Andalucía, Galicia, País Vasco, la Rioja, Baleares, ... o, si lo prefieres, en los distintos ámbitos de actividad: Obras públicas, banca, limpieza, construcción, sector energético, sanidad, educación, formación de desempleados o subvenciones varias y cuantiosas.  El resultado es sonrojante.  Entre unos y otros, suponen la cuarta parte del Producto Interior Bruto y, de no haberse producido, varios millones de personas en el paro seguirían teniendo un empleo estable, el Estado del Bienestar estaría asentado con firmeza, los jóvenes podrían planificar su vida con unas perspectivas razonables y sectores como la investigación, energías renovables o industria tendrían poco que envidiar a los países más avanzados.
Hace no demasiado tiempo, en un momento arrebatado por promesas electorales, dijo:  “Pondremos a España en el mapa y todo el mundo nos admirará”.  Debe ser la única promesa que han cumplido, los medios de comunicación más prestigiosos del orbe no dejan de llevar a sus titulares el latrocinio como santo y seña de la “Marca España” y los variopintos cárteles y mafias internacionales nos miran con envidia indisimulada.
 
“Necesitamos liberarnos de los millones de toneladas
de carne corrupta que anida en las instituciones”
 
Hay mucho por hacer (mejor dicho, deshacer), solo necesitamos liberarnos de los millones de toneladas de carne corrupta que anida en las instituciones y nos tiene anclados al fondo de un lodazal ponzoñoso.  Una vez logrado esto, funcionaríamos como nos merecemos y podríamos acercarnos al objetivo que siempre olvidamos, ser felices (o tener la oportunidad de intentarlo).  ¿Podríamos dejar de hacer el gilipollas por un rato, dejar las riñas de patio de colegio para los patios de colegio y ponernos a la gratificante tarea de resolver nuestros problemas?  Ya nos sobra gente tocándose los huevos y, lo que es peor, tocando los nuestros con manos sarmentosas frías y sucias.
Fermín Álvarez
Un triste tigre
* Fermín Álvarez es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Fermín Álvarez es autor del blog "Un triste tigre".