La crisis económica que estamos sufriendo no sólo ha destruido la forma de vida de muchas personas, también ha destrozado una parte o la totalidad de un gran número de parejas. Cuando en un hogar falta el dinero suficiente para mantener un ritmo de vida la primera reacción es la sensación de pérdida con la consecuente negación de la verdad, y la realidad es que nunca debemos aferrarnos a nada exterior a nosotros, la vida puede cambiar en minutos. Sí debemos disfrutar de lo que tenemos en cada momento, agradecérnoslo a nosotros por haberlo conseguido y a los demás por haber contribuido a que lo logremos, sea de la forma que sea, pero debemos saber que todo es pasajero, lo bueno y lo malo, y que es necesario aprender de ambas situaciones.
Cuando después de lo material los alimentos son escasos la situación ataca directamente al instinto de supervivencia y al de protección de la familia provocando que seamos conscientes de que, después de todo, somos animales y como tales necesitamos protegernos y proteger. Pero somos animales racionales lo que es una ventaja o una desventaja, según si racionalizamos la situación buscando una solución, por pequeña que sea, o lo hacemos hundiéndonos y atacándonos a nosotros mismos con pensamientos furibundos y de auto desprecio. Ese desprecio que una persona en esta situación económica siente hacia ella tiene varios peligros, uno es atentar contra la propia vida, otro es destruir el amor que se siente por otra persona pues al creer que no somos capaces de encontrar la solución nos sentimos inútiles y sin ser dignos de ser amados. Ese sentimiento es del todo incorrecto, la inutilidad es exclusiva de quien tiene el poder de gobernar y cambiar lo que sucede, no de quien es gobernado.
Es necesario reconocer el poder y el beneficio de amar y ser amados, de la lucha conjunta, recordar que el ser humano siempre ha formado asociaciones para lograr sus objetivos y pueden ser tanto sentimentales como de cualquier otro tipo pero a una persona se la destruye o controla a través de los sentimientos. Cuando una pareja se separa a causa de problemas externos ambos miembros han sido vencidos.