Acciones que un trabajador debe emprender para seguir siendo competitivo

Viernes, 12 de mayo de 2017 | e6d.es
• Para que un trabajador sea competitivo necesita enfocarse en alguno de los dos frentes principales: la híper-especialización o ser cada día más integral
El mercado laboral mundial es cada vez más flexible y exigente. Los trabajadores no pueden pensar en jubilarse con la primera empresa con la que colaboren, porque rara vez es tan sencillo mantenerse vigente en el mercado de trabajo. Estas son las acciones que un trabajador competitivo debe tomar para no perder vigencia, y optar a mejores oportunidades cada vez.
La competitividad en el mercado laboral. Esa es la realidad a la que todo empleado o trabajador debe enfrentarse apenas comienza su andadura por los senderos de ser asalariado. La economía y el fenómeno de la globalización han obligado a las empresas a esforzarse por conseguir cada vez más a profesionales integrales y de gran capacidad, que hagan o cumplan más de una función a la vez, en lugar de contratar a más personal e hinchar los gastos por concepto de salario mes a mes. Por eso, para que un trabajador sea competitivo necesita enfocarse en alguno de los dos frentes principales: la híper-especialización o ser cada día más integral.
 
El futuro y la competitividad dependen de la formación continua
La piedra angular de la competitividad es la formación para el trabajo. No importa si se ha decidido por especializarse en un campo o ha decidido por aprender un poco de cada campo y ser utilitario. Lo importante es que los conocimientos y las aptitudes estén vigentes y se apliquen mediante modelos modernos y actuales.
Las empresas se renuevan e innovan en sus procesos cada año, en cada período económico. Por tanto, exigen y es su obligación contar con una plantilla de trabajadores que sean capaces de liderar desde su puesto a este concepto de innovación, que busca no sólo rentabilizar más con menos recursos, sino también hacerse competitiva como entidad.
 
El aprendizaje El futuro y la competitividad dependen de la formación continua
La piedra angular de la competitividad es la formación para el trabajo. No importa si se ha decidido por especializarse en un campo o ha decidido por aprender un poco de cada campo y ser utilitario. Lo importante es que los conocimientos y las aptitudes estén vigentes y se apliquen mediante modelos modernos y actuales.
Las empresas se renuevan e innovan en sus procesos cada año, en cada período económico. Por tanto, exigen y es su obligación contar con una plantilla de trabajadores que sean capaces de liderar desde su puesto a este concepto de innovación, que busca no sólo rentabilizar más con menos recursos, sino también hacerse competitiva como entidad.
de un nuevo idioma como camino transversal hacia mejores oportunidades
Si algo caracteriza al mercado laboral actual es su dependencia del fenómeno de la globalización. Por ello, las mejores empresas y las mejores oportunidades se encuentran en el rango de la pluralidad idiomática. Las empresas que ofrecen estas oportunidades tienen sedes en países de diferente habla y de diferente cultura, y escalar posiciones a menudo pasa por entender algún idioma secundario que permita colaborar en proyectos más exigentes.
Por tanto, la mejor decisión –después de la formación continua- es aprender un nuevo idioma. Algunos prefieren el inglés por ser la lengua transversal de la economía. Pero, cada día hay más idiomas posibles, dado el crecimiento de la economía china, de Rusia y hasta de Brasil o Portugal. Claro está, dependerá de su proyección profesional.
Ser competitivo es una decisión
Aunque queda claro que lo anterior expuesto demuestra las acciones que un trabajador debe tomar para ser competitivo hoy día, gran parte de lo competitivo pasa por la decisión de serlo. En algunos países, los profesionales están cualificados de gran manera, pero la voluntad de trabajar y esforzarse es poca. Un fenómeno que ocasiona grandes pérdidas a las empresas porque la especialización de su plantilla genera más gastos salariales, pero la apatía hacia el trabajo ocasiona improductividad. En el argot vulgar, se le denomina “titulitis”.
Un empleado que sepa sus funciones actuales, las realiza de la mejor manera posible sin olvidar el lugar dónde quiere estar mañana. De eso, realmente, se trata el asunto.