¿Y si no fuimos nosotros? La nueva historia de Rapa Nui

Jueves, 21 de febrero de 2013 | e6d.es
• La isla no fue arrasada por sus habitantes en su celo por cubrirla de estatuas

En el vídeo puede verse caminar a una estatua de piedra de unas cuantas toneladas de peso. El truco es sencillo: bastan tres equipos de un puñado de personas (en total, 18), unos cuantos metros de cuerda y (esto es importante), un cántico para mantener el ritmo; porque la clave es el ritmo. Una saloma simple basta para coordinar los tirones de los tres equipos y el resultado es espectacular: el moai (una réplica a tamaño natural) camina lenta pero inexorablemente, sin que el esfuerzo de quienes la mueven parezca en absoluto excesivo. Ritmo, ingenio y un hermoso ‘hacking’ a las leyes de la física, y los moai andan. Lo cual no sólo proporciona una excelente escena a National Geographic, sino que literalmente revoluciona nuestra comprensión de la historia de Rapa Nui, hoy conocida como la Isla de Pascua. Y nos da esperanza a todos los seres humanos. Porque la nueva interpretación arqueológica de la historia de Rapa Nui no nos muestra un pasado de destrucción ecológica seguida de salvaje guerra y degeneración hasta la casi extinción, como se interpretaba en el pasado. Los moai andarines cambian el pasado por uno mucho menos cruel.
En la interpretación clásica los moai, indirectamente, arrasaron la isla hasta convertirla en casi un desierto. La razón: para trasladarlos por medio de troncos rodantes y poleas los nativos de la isla habrían arrasado con los antaño poblados bosques, deforestando masivamente el territorio. A continuación este deforestación habría destruido los suelos de la isla, y con ellos la capacidad agrícola; las cosechas se habrían reducido drásticamente, La escasez habría provocado tensiones sociales, que se habrían resuelto en crueles y salvajes guerras de exterminación: al final, poco antes de la llegada de los europeos en 1722 apenas quedaría un puñado de personas vivas en Rapa Nui. Autores como Jared Diamond, en su libro Colapso, pusieron la isla como ejemplo preclaro de la estupidez humana; como una demostración de que al menos una vez la gente había sido tan estúpida como para destruir su propio hábitat hasta provocar su propia extinción.
Pero si las estatuas podían andar hasta sus posiciones con el esfuerzo de un puñado de brazos y una canción la teoría se viene abajo. Rapa Nui no fue arrasada por sus habitantes en su celo por cubrirla de estatuas. La historia es mucho más complicada, e interesante.
Dos arqueólogos han reconstruido esa historia recientemente, y es fascinante. Rapa Nui fue colonizada por polinesios que recorrieron el Pacífico entero en gigantescos saltos, verdaderas proezas de navegación en canoas y sin brújulas ni mapas; la isla más cercana está a más de 21.000 kilómetros de océano. Llegaron hace 1.200 años, y provocaron (es cierto) un desastre ecológico: las palmeras que la cubrían desaparecieron en poco tiempo. Pero no por causa de la guerra o el transporte de estatuas, sino por las ratas: pasajeras de las canoas polinesias estos roedores devoraron las nueces que servían de semilla a las palmeras y deforestaron la isla. No hay señales de conflicto, ni siquiera las habituales en otras islas colonizadas por los mismos pueblos. Al contrario: los habitantes fueron capaces de adaptarse, creando técnicas para plantar cosechas en un suelo muy degradado por la deforestación. La población se estabilizó en unas 4.000 personas, que se mantuvieron en equilibrio poblacional hasta el siglo XVIII.
El autor de este texto es Pepe Cervera. Leer noticia completa y ver hilo de debate en blog.rtve.es.