Connor Minto, un
niño de 11 años de edad, recibió un
disparo de perdigón mientras disputaba un partido de fútbol en su escuela de Chester-le-Street, al noreste de
Inglaterra. El pequeño estaba jugando cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza. En un principio pensó que se trataba de una piedra, pero un compañero suyo le dijo que tenía una
bala en la cabeza, según informa el diario
The Mirror.
Connor, aterrorizado, corrió hacia sus padres, que comprobaron que tenía un perdigón incrustado en la frente, encima del ojo izquierdo. Inmediatamente fue trasladado al hospital Vitoria Royal de Newcastle donde se le extrajo el proyectil y recibió varios puntos de sutura. Leer noticia completa en
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