Un joven al que los médicos le dijeron que no volvería a andar se dispone a coronar el Aconcaua

Martes, 24 de noviembre de 2015 | e6d.es
• El alpinismo es una disciplina que le permite convivir "bastante bien" con su tara física

El joven valenciano Daniel Ponce, estudiante de tercer curso del grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV), junto a su tío Manuel, alpinista aficionado de 42 años que sufre discapacidad en un grado del 65 por ciento, tienen previsto este jueves alcanzar la cima del Aconcagua, el pico más alto de toda América y del Hemisferio Sur con un total de 6.962 metros.
Manuel y Daniel, que partieron hace más de 10 días a Argentina, después de una preparación a fondo en Valencia, se encuentran actualmente en plena expedición dentro del Parque Provincial Aconcagua, y están realizando el ascenso por fases para “ir aclimatándose a los metros de altura que van alcanzando”, según han indicado hoy a la agencia AVAN fuentes de la UCV.
La llegada está prevista para este jueves “aunque todo depende de su estado de salud y de la climatología”. No obstante, la “última noticia que se tiene de ellos es que han llegado ya a Nido de Cóndores, ubicado a 5.600 metros”.
Con este reto, Manuel Ponce “pretende demostrarse a sí mismo y a todo el mundo que, a pesar de las secuelas físicas de su enfermedad es posible tener una vida plena, a base de corazón, constancia y esfuerzo diario".
A los 21 años, una infección afectó la médula espinal de Manuel, provocándole una bursitis y los médicos le dijeron que no volvería a andar.
Sin embargo, tras una intervención quirúrgica en noviembre de 1995, “volvió a nacer”, porque le permitió levantarse de su silla de ruedas.
Desde aquel momento “tuvo que trabajar muy duro para poder erguirse de nuevo -literal y psicológicamente-, con la meta de que su día a día fuera "lo más normal posible, dentro la anormalidad", han añadido.

Intento fallido en 2007
La elección de la montaña que corona los Andes como reto no es casual, según expone Manuel. "En 2007 intenté subirlo pero me quedé a unos 1.000 metros por culpa de la climatología y se me quedó una espinita clavada”. En aquel momento, Daniel tenía 12 años, era un niño muy inquieto y teníamos mucha afinidad porque compartían muchas horas de juegos.
Así que, “al regresar del viaje, le prometí que cuando cumpliese 21 años - edad legal para ascender este pico- subiríamos juntos hasta la cima del Aconcagua".
La fecha escogida para hacer cumbre es, además, el 26 de noviembre, vigésimo aniversario de la operación practicada a Manuel. Para él “hacer cumbre sería como "cerrar un ciclo", y le encantaría hacerlo con Daniel a su lado, que practica como deporte la natación, especialmente en aguas abiertas. No obstante, Daniel lleva varios meses preparándose para esta ascensión.
 
El alpinismo, pasión y necesidad
Las piernas de Manuel son "lentas" y le cuesta mucho correr, por lo que deportes como el fútbol, el balonmano o el baloncesto le resultan “casi impracticables, incluso el pedaleo de la bicicleta le presenta muchas dificultades”.
Por el contrario, el alpinismo es una disciplina que le permite convivir "bastante bien" con sus taras físicas, culpables de sus habituales tropiezos. "Cuando me despierto, mis piernas necesitan un tiempo de reacción mayor que mis brazos. Voy despertándolas poco a poco, andando apoyado en las paredes para no tropezar. Unos días estoy entrenado muy bien en la montaña. Sin embargo, otros estoy en casa sin hacer grandes esfuerzos y no tengo más remedio que acudir a los fármacos".
Con el objetivo de que las personas con discapacidad sepan "que se puede", a su regreso del Aconcagua quiere dar a conocer su reto a través de conferencias. Incluso, proyecta otra “aventura más ambiciosa: ascender el Kilimanjaro junto a personas con discapacidad sin apoyo de guías, ayudándose únicamente entre ellos”, según las mismas fuentes.
Tanto tío como sobrino se muestran "muy agradecidos" por el apoyo recibido para costearse esta aventura por parte de muchas personas y de la propia Universidad Católica de Valencia.
Daniel Ponce y Manuel saben que alcanzar su objetivo será "duro" pero si no es posible llegar a la cima, volverán a intentarlo el 3 de diciembre, cumpleaños del tío, “el día que nació por primera vez”.
AVAN


 
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