Un hombre se corta el brazo para cobrar 600.000 euros del seguro

Martes, 4 de septiembre de 2012 | e6d.es
• Bajó a tomarse un carajillo, se aplicó una anestesia local y se cortó el brazo a la altura del codo. Es una nueva categoría de fraude que ha emergido con la crisis
Josep María Vilamajò lleva 40 años en el oficio de investigador privado y ya hay pocas cosas que le sorprendan, pero el caso que a continuación detalla le dejó perplejo. Hace un año, una compañía de seguros le encargó el caso de un hombre que había perdido un brazo en un accidente de coche; aludía que se había cortado con la sierra mecánica que transportaba. Resolverlo no fue demasiado complicado: el corte era demasiado limpio como para habérselo hecho en un accidente; y un dedo de la mano estaba en sospechoso mal estado.
El hombre pertenecía a una familia, de Valencia, en la que todos estaban en paro. Habían suscrito más de ocho pólizas de seguro y le habían convencido entre todos para que se amputara un brazo para cobrar en torno a 600.000 euros.
El hombre bajó al bar a tomarse un carajillo, se aplicó una anestesia local y se cortó el brazo a la altura del codo. Olvidó retirar el anillo de boda antes de amputarse la extremidad. Intentó recuperarlo a posteriori, lastimando el dedo.
El caso es de una crudeza brutal y resulta, a todas luces, extremo. Pero pertenece a esa nueva categoría de fraude que ha emergido con la crisis: el que se lleva a cabo por necesidad económica. “Con la crisis se ha producido un aumento del fraude de entre el 25% y el 30%”, asegura Javier Fernández, portavoz de la Asociación Empresarial del Seguro Unespa.
Las aseguradoras solían diferenciar entre defraudadores profesionales y ocasionales. El grupo Zurich presentó el pasado mes de marzo un informe en el que destacaba la aparición de un nuevo tipo de defraudador: el que lo es por necesidad. “Ahora, este tipo de asegurado traslada una deuda o sus malos resultados en el negocio a su seguro”, explica Carlos Palos, director de Siniestros de Zurich. “Cobrar una indemnización se convierte en una manera de percibir dinero”, añade. Leer noticia completa en El País.