Sancho Panza viaja a las Indias

Sábado, 15 de noviembre de 2014 | e6d.es
• Andrés Trapiello retoma su homenaje a Cervantes con una novela en la cual fabula con las aventuras en ultramar del escudero tras la muerte de Don Quijote

¡El mundo al revés! Sancho Panza se ha quijotizado del todo. Muerto el Caballero de la Triste Figura ahora salen a resolver entuertos y vencer miedos quienes le sobrevivieron al ir detrás de una misión harto difícil, cambiar de vida en las Indias. Solo que se toparán con la aventura más insospechada: encontrarse a sí mismos. La cita es en El final de Sancho Panza y otras suertes (Destino), donde Andrés Trapiello (Manzaneda de Torio, León, 1953) junta al fiel escudero con el bachiller Sansón Carrasco, su esposa Antonia y sobrina de Alonso Quijano y al ama Quiteria.
Los cuatro conviven en una novela que continúa el camino abierto por Miguel de Cervantes en su obra maestra al mezclar realidad, presente y ficción como un solo mundo. Viven esas criaturas con su creador, con la presencia ausente de don Quijote, con el falso caballero y su escudero copiados por Avellaneda, y el efecto de la obra cervantina en la gente.
Es la continuación del homenaje a Cervantes iniciado hace 10 años por Trapiello en Al morir Don Quijote, donde recreaba lo que sucedía con los personajes de la obra en aquel lugar de La Mancha tras el fallecimiento del ingenioso hidalgo. El final de Sancho Panza… “es una manera de resarcir el sueño de Cervantes. De hacer justicia poética a él mismo porque cuando llega de la guerra de Argel intenta pasar a las Indias. Pero menos mal que no lo hizo porque, tal vez, no habría escrito su obra”, recuerda el escritor dentro de la Torre del Oro, a orillas del Guadalquivir.
Cuatro siglos después, una parte del sueño está a punto de hacerse realidad. La locura de don Quijote de trastocar el mundo.
Inmensas nubes grises rodean Sevilla, mientras su río tiene encima el cielo azul. En un día así, como el del miércoles, pudo haber embarcado Sancho Panza a las Indias, en compañía de sus tres amigos, junto a pícaros y maltrapillos, en la nao La Favorita. La Torre del Oro habría sido testigo de sus aventuras físicas, morales y existenciales. El autor de este texto es Winston Manrique Sabogal. Leer artículo completo en elpais.com.