Robert Capa, el fotógrafo de guerra más famoso de todos los tiempos

Martes, 16 de diciembre de 2014 | e6d.es
• El día D, el día del Desembarco de Normandía, era una ocasión grandiosa e irrepetible. Y allí estaba él con sus cámaras

70 años. Un mundo entero. Si hoy tuviera lugar el desembarco de Normandía, a los 35 kilos de peso en material que llevaban los soldados aliados a su espalda habría que añadir necesariamente algo más de 100 gramos. Lo que pesa un teléfono móvil.
Con la luz del amanecer, la suficiente para dibujar el terror en sus corazones, los 150.000 soldados que participaron, habrían encontrado más de una pausa para grabar su hazaña y enviársela a su novia de Arkansas. ¿Se imaginan? 150.000 cámaras disparando sin cesar para tortura de los sargentos, en aquel infierno del 6 de junio de 1944.
Pero estaba lejos la era digital y Robert Capa, el fotógrafo de guerra más famoso de todos los tiempos, no necesitó competir con todo un ejército de aficionados. Sólo tuvo que preocuparse de solucionar el mayor problema con el que se enfrenta todo buen reportero gráfico: cómo estar el primero en el momento adecuado, en el lugar adecuado. Y no era fácil. Sólo tres más fueron elegidos para inmortalizar aquel acontecimiento histórico: Bert Brandt, con las tropas anfibias americanas, George Rodger, con las británicas y Robert Landry, con los paracaidistas.
Para entonces, Capa ya había demostrado en las colinas y ciudades de España durante la Guerra Civil, en las llanuras de China, frente a las tropas japonesas, y en las playas del norte de África y del sur de Italia frente a los alemanes, que necesitaba plasmar, en primera línea, el sufrimiento descarnado del ser humano. Por eso se jugó la vida una y otra vez en una ruleta rusa que acabó con él un 25 de mayo de 1954, en lo que más tarde se llamaría Vietnam.
El día D, el día del desembarco aliado en la costa francesa, era una ocasión grandiosa e irrepetible. Y allí estaba él con sus cámaras. Una Rolleiflex de las que se sostienen en la cintura, con negativos de 6x6 cm, para los momentos de calma de los preparativos. La otras, más versátiles, Contax de 35 mm (lo de Capa y la Leica es una leyenda urbana) para capturar con rapidez los instantes decisivos de la batalla.
Desembarcó en la playa más complicada y sangrienta, la denominada Omaha, la que se atragantó a las tropas americanas y donde murieron buena parte de los 9.369 que caerían en la batalla de Normandía. Y allí estaba, a las 6.30h. de la mañana, con la segunda oleada entre una lluvia de proyectiles, explosiones y trampas. Leer noticia completa en elmundo.es.