Niñas en juego: el Mundial de Fútbol y la prostitución infantil

Lunes, 23 de junio de 2014 | e6d.es
• De los 12 estados en los que habrá partidos, cinco lideran el ranking de las denuncias de explotación sexual infantil



Durante las últimas décadas cientos de niñas han vendido sus cuerpos en la carretera BR116 que recorre Brasil desde el norte de Uruguay a los pobres estados del Noreste. La miseria empujó a las chicas a ofrecer sus cuerpos a los camioneros, los únicos que tenían dinero para pagarlas. Hoy la economía ha mejorado y las niñas no tienen que ofrecerse solo a los camioneros: siguen prostituyéndose, pero ahora hay más gente que puede pagarlas, y también pueden quedarse en la ciudad.
Aún así se calcula que en la BR116 hay un punto de "venta" de menores a cada 15 kilómetros, y la carretera tiene una extensión de más de 4.500. Empresarios, jubilados, trabajadores de la zona y también turistas mantienen sexo con estas niñas, muchas veces consumidas por las drogas. Y aunque las pequeñas tienen sexo con adultos durante todo el año, hay "picos de consumo" con el Carnaval u otros eventos y fiestas populares.
Mientras tanto Brasil celebra el Mundial más caro de la historia y las calles están en llamas: decenas de miles de personas salieron a protestar hace un año coincidiendo con la Copa Confederaciones y con el Mundial y las Olimpiadas en el punto de mira. Desde entonces estas protestas, aunque menos multitudinarias, no han parado: transporte, vivienda, educación, salud, salarios, corrupción... hasta la propia policía se ha sumado a la ola de huelgas y protestas.
Pero hay una causa de la lucha contra la explotación sexual de niñas y mujeres no está haciendo tanto ruido dentro de Brasil, una sociedad todavía poco avanzada en temas de género. Una explotación intensamente arraigada que, teniendo en cuenta el precedente que sentaron anteriores competiciones de este calibre, se prevé se multiplicará con el Mundial y "ya ha creado víctimas", creen especialistas . Sin embargo, el problema no cuenta con un capítulo, por ejemplo, en el informe sobre violaciones de derechos humanos por el Mundial que el Comité Popular de la Copa Y las Olimpiadas acaba de lanzar y en el que denuncia asuntos como desalojos, violencia policial, especulación inmobiliaria o pérdida de derechos de los trabajadores.
Childhood Brasil entregó un estudio de la Brunel University de Londres a la Secretaría de Derechos Humanos, que constataba cómo los grandes eventos deportivos favorecen el fenómeno: durante el Mundial de Sudáfrica en 2010 se registraron 40.000 casos de explotación infantil (un aumento del 63%) y 73.000 denuncias de abusos contra mujeres (83% más) en los dos meses entre la llegada de las delegaciones al país y el fin del evento. Cuatro años antes, en el Mundial de Alemania fueron contabilizados 20.000 casos contra menores (aumento de 28%) y 51.000 abusos a mujeres (49% más). Las Olimpiadas de Grecia en 2012 dejaron un saldo de al menos 33.000 abusos contra menores (aumento de 87%) y 80.000 casos contra mujeres (78% más).
En datos de la secretaría de Derechos Humanos proporcionados a Desalambre por la ONG Childhood, colaboradora con la entidad, en 2013 se produjeron 33 mil denuncias de explotación sexual infantil, datos que solo muestran una pequeña parte del problema, pues contabilizan solo las denuncias en la línea telefónica habilitada para tal fin.
Aunque en la última década el Gobierno del entonces presidente Lula y hoy encabezado por Dilma Rousseff implementaron amplios programas sociales que redujeron la pobreza extrema a la mitad, hoy es aún pobre el 18% de los brasileños, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), más de 37 millones de personas.
Y la pobreza favorece un negocio no podía quedarse sin ofrecer sus productos para la Copa del Mundo, incluso en los meses anteriores a su propio inicio, como destapó un reportaje del inglés Matt Roper para el Daily Mirror, que relataba cómo prostitutas menores de edad ofrecían sus cuerpos a trabajadores del Arena Corinthians de Sao Paulo, sede del partido inaugural de la Copa, el 12 de junio.
B.A. es una de esas niñas prostitutas en Brasil. Hoy con 14 años, cuenta cómo abusaron de ella dentro de casa cuando tenía solo 6. Cuatro años después, su propia hermana acabaría obligándola a prostituirse. "Cuando tenía 10 años mi hermana empezó a enviarme a casa de hombres viejos de la ciudad. Ella escribía en un papel lo que yo haría y por cuánto dinero, y me hacía entregarlo, de puerta en puerta. Mi madre era adicta a las drogas y nos abandonó. Me quedé sola con mi hermana mayor, que ya era adulta. Pero en lugar de cuidar de mí, me usó para pagar las cuentas de casa. Así empecé a prostituirme.
Roper, que lleva 15 años en Brasil, es fundador de la ONG Meninadança, que además de ser periodista trabaja con niñas prostitutas o usuarias de drogas con la danza como herramienta. Él habló a Desalambre sobre su proyecto en la BR116 y cómo la impunidad es casi total para los clientes de estas niñas sobre cómo ni ellas ni ellos, muchas veces, son conscientes de la gravedad de un problema "normalizado" en Brasil, sobre todo en ciudades menores del interior. La autora de este texto es Almudena Ortega. Leer noticia completa y ver hilo de debate en eldiario.es.