La reforma de la injusticia

Jueves, 5 de febrero de 2015 | e6d.es
• "El rodillo de la mayoría absoluta permite la impunidad de los corruptos que andan metidos en grandes tramas"

Algo en lo que estaremos de acuerdo es que los  jueces se debieran limitar a juzgar a todos por igual, sin favorecer a ricos o pobres, así de fácil. Se ha de juzgar con justicia (o algo que se le parezca) a todos por igual porque cuando esto no se cumple en una sociedad y la justicia se desvía a un lado u otro, mal andamos, la sociedad está perdida.
Vivimos en un país donde la justicia se encuentra atada de pies y manos por los poderes ejecutivo y legislativo. Esto que parece una salvajada al final va y es la realidad. No voy a atormentar a nadie, tranquilo todo el mundo, quién no se lo crea que pinche aquí e irá a parar a un “suplemento” donde intentaré explicar cómo se nombran el CGPJ, TC y TS (un consejo, véase sentado y con mucho café).
Hace un par de meses, los Jueces  Decanos se reunieron en Valencia y parecían muy hartos a la hora de leernos sus propuestas, cargadas de sentido común. Hartos porque tienen asumido que aunque ellos propongan algo, al final será como pegarle tiros al Sol si Gobierno y Congreso no quieren oírlos. Y el caso es que ¿quieren los políticos realmente arreglar la justicia y acabar con la corrupción? Resulta que el Akelarre de Misterios (antes conocido como Consejo de Ministros) está cocinando  la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es algo así como el manual de instrucciones para juzgar penalmente algo en España (un tostón para los que visitamos la facultad de Derecho). La verdad es que razón no les falta. Nuestra actual ley es un auténtico crucigrama de locos, un cúmulo de rotos sobre parches puestos anteriormente. Un desastre, vamos. Pero me parece que la idea no es simplificar las cosas precisamente.
Resumidas cuentas y yendo al grano. La principal novedad de la reforma está en unas medidas para, según el gobierno, reducir los plazos de instrucción (que es la fase de investigación antes del juicio) a  6 meses prorrogables hasta  36 meses como máximo en casos especialmente enrevesados (vamos, ninguno si no interesa). Eso sería genial si no tenemos en cuenta que llevamos 6 años con la Gurtel o 5 con los ERE de Andalucía sin que hayamos podido aclarar nada y que en ocasiones se tardan AÑOS en conseguir que un perito le diga al juez si un papelote lo ha escrito el menda al que está juzgando. En estos casos nadie pagaría por ello, alucinante.
Pero lo más gordo es que la reforma posibilitará juzgar algo al estilo muebles IKEA, por piezas,  posibilitando que se juzgue “a trocitos” reduciendo las grandes tramas y los escándalos XXL a varios casos pequeños, así se evita llegar a la raíz y la culpa recaería sobre los ladrones de poca monta y si, además, tenemos en cuenta que los abogados de los grandes corruptos van a correr más que Fernando Alonso para pedir que se aplique la nueva ley a su cliente. Todo esto unido a que el “Misterio” de Justicia dice que no nombrará jueces de refuerzo para las macrocausas que se están instruyendo, enterrando de paso al incómodo juez Ruz, todos a la calle. El Gobierno habrá conseguido el objetivo de salir impune de la tempestad de la forma más oscura y miserable, como nos tienen acostumbrados.
Puede que en nuestro Gobierno, ellos tan preocupados por la justicia y la claridad, no hayan caído en que esta reforma que aprobarán usando, como siempre, el rodillo de la mayoría absoluta permite la impunidad de los corruptos que andan metidos en grandes tramas, simplemente porque no hay tiempo material para instruirlas. El caso es que van a  transformar el Gran Timo en un pequeño amaño sin importancia y pagarán por ello los cabezas de Turco predeterminados. ¿Casualidad? ¿Temen su propia imputación? Próximamente en los mejores telediarios.
Salva Colecha
* Salva Colecha es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".