La Pasión - Relato literario de Eva Borondo

Martes, 29 de enero de 2013 | e6d.es
• A la hermana Bernadette la encontraron con veinte años muerta en la sobria cama del convento…

A la hermana Bernadette la encontraron con veinte años muerta en la sobria cama del convento. Bajo uno de sus costados reposaba también el crucifijo robado de la Escuela Santa Margarita.
Bernadette tomó los hábitos el mismo año que robaron el crucifijo de la escuela, pero nadie imaginó que los dos hechos pudieran estar relacionados, sin embargo, existía una conexión entre ambos acontecimientos aparentemente aislados.
Bernadette entró en la Escuela Santa Margarita con diez años y desde el primer día sintió auténtica devoción por el Cristo que colgaba en la cruz sobre la pared. Sus ojos miraban permanentemente al cielo mostrando orgullosos el sacrificio y el dolor. El rostro anguloso y el cuerpo martirizado causaban en la niña un desasosiego inspirador que hacía que perdiera el hilo de las clases, absorta en la visión de la Pasión de su Cristo.
Con quince años ella escribió estos versos en su cuaderno:
Señor,
cuando te veo
me cae la sangre a los pies
y el corazón,
tu fruto seco,
se arruga como amapola.
La maestra, que revisaba una vez a la semana los cuadernos de clase, sintió una agitación en su pecho y se sonrojó. Era un amor místico y verdadero. Por eso no se extrañó cuando oyó que Bernadette se había recluido en el convento para unirse a su amado.
La decepción llegó cuando descubrió que el Esposo al que debía amar era otro. Allí no estaba su Cristo crucificado, sino un Cristo cautivo con las manos atadas y una corona de oro, en lugar de espinos.
La novicia pudo robar la cruz de la Escuela Santa Margarita y así consintió tomar como esposo al Señor.
El matrimonio duró lo que su vida en el convento, un año de oraciones y penitencias, que culminó en el éxtasis definitivo y una parada cardíaca.