La investigación se nos muere ahogada por los recortes rastreros y la precariedad laboral de nuestros investigadores

Sábado, 27 de enero de 2018 | e6d.es
• A este paso nos acabaremos convirtiendo en un país de boina de rosca

Parece que en Moncloa no se han enterado de que este mundo se mueve a velocidades increíbles y al que no es capaz de seguir el ritmo le toca pagar lo que no está escrito para comprar lo que no ha investigado. Andan demasiado empeñados en decirnos que todo se está recuperando a la velocidad de la luz (como si alguna vez hubiese estado “recuperado” este cadáver). Nos dicen que hay empleo pero sin decirnos que ese empleo es propio de Chaplin en “Tiempos modernos” y que ni siquiera nos llega para asegurar las pensiones a nuestros mayores porque las cotizaciones rozan el absurdo.
Pero si existe algo de lo que ni siquiera hablamos es de aquello que ya nos decía Ramon y Cajal, Nobel de Medicina en 1906, en este país de pandereta “investigar es llorar”. Nada ha cambiado, ni siquiera con el primo de Rajoy. No hemos escarmentado, continuamos en aquello de Unamuno y su “que inventen ellos” Seguimos igual, llegamos tarde y mal a los avances científicos.  nos burlamos del que investiga y ahora con el PP (pero tampoco es que antes fuese mucho mejor) la investigación se nos  muere ahogada por los recortes rastreros y la  precariedad laboral de nuestros investigadores que padecen unas condiciones de vergüenza con unos contratos  basura de máximo  tres años, que imposibilitan que en este país se pueda investigar algo en condiciones. Tenemos mentes brillantes, genios con tropecientas carreras, que llegan a los cuarentaytantos malviviendo en laboratorios sin medios y con unos sueldos propios de becario de primer año que no les alcanzan ni para pagar el alquiler. Y como decíamos antes, si no evolucionas, te quedas.
¿Solución? La única posible para nuestros jóvenes investigadores, el éxodo, la huida a otros países, con el consecuente atraso que cada vez se nos va notando más. A este paso nos acabaremos convirtiendo en un país de boina de rosca, troglodita, de brujos, chamanes y supersticiones que, por otra parte, me parece que es lo que se persigue. Todo sea por congelar, recortar y favorecer a amigotes. En estas condiciones la ciencia en este país no puede progresar, nos vamos a quedar anclados en el neolítico donde esta gente parece campar a sus anchas, donde nos mantendrán atados a la noria como el pollino que pasa la vida con su andar cansino, dando vueltas y más vueltas para sacar agua y  verterla en una acequia que no se llena nunca.
Y así en todo. Los datos sociales de este gobierno son horribles, pero no parece que les importe demasiado Nuestra ciencia está desarbolada, la inversión en I+D es una risa, la inversión en dependencia ya roza el genocidio, y lo de la sanidad es propio de  tiempos de Menguele. Llamadme bestia pero no me diréis que es normal lo que vivimos en los hospitales, saturados, en plena epidemia de gripe (soy uno de esos miles que están ahora mismo trabajando con fiebre y la napia como un pimiento morrón) o el trato que se está dando a los usuarios del sistema público de salud almacenados en los pasillos.
No les importa, no les importamos nada, ellos están a lo que están, a procurarse un sillón calentito y favorecer a sus amigotes. Si todos sacásemos la calculadora del móvil y nos pusiésemos a contar lo que pagamos cada vez más caro y lo que recibimos a cambio, veríamos que las cuentas no salen. No hace falta haber pasado por Harvard para darse cuenta de ello. ¿En qué se está gastando el dinero esta gente que se burla de nuestros mayores subiendo las pensiones un 0,25%? Mejor no preguntamos no vaya a ser que nos dé la depresión al ver que mantenemos a un gobierno que es el “TopStar” de la sección de tribunales.

Salva Colecha
 
* Salva Colecha es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".