La huella del crimen | El crimen de las estanqueras de Sevilla
En julio de 1952, en un estanco de Sevilla, se encontraron bañadas en sangre a las dos propietarias del negocio; nada apareció revuelto y nada se llevaron los asesinos
En julio de 1952, en el interior de un estanco de la calle Menéndez Pelayo de Sevilla, se encontraron bañadas en sangre a las dos hermanas solteronas propietarias del negocio. Nada apareció revuelto y nada se llevaron los asesinos. La justicia se cebó en tres parias con numerosos antecedentes. El 4 de abril de 1956 fueron ejecutados en el garrote vil lanzando gritos de inocencia. Nunca se supo el móvil ni la razón del ensañamiento. No apareció el arma homicida, ni fue hallada en el estanco una sola huella de ninguno de los tres inocentes agarrotados.
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