Julio César Iglesias acuñó en 1983 lo de la "Quinta del Buitre" en un artículo en El País

Lunes, 10 de noviembre de 2014 | e6d.es
• "Pareció excesivo dedicar una página a unos mocosos desonocidos"

Hubo una vez en la que la Quinta del Buitre lo tuvo todo. Se componía de jóvenes apuestos, educados y triunfadores. Representaba una generación que parecían dar los primeros pasos hacia la modernidad en un país donde todavía se encontraban televisiones en blanco y negro. Emilio Butragueño, Miguel Pardeza, Rafael Martín Vázquez, Manuel Sanchis Hontiguelo y José Miguel González Míchel fueron, desde que se les agrupó bajo ese epíteto, justo después de que España terminara de enterrar la fiesta de Naranjito que fue el Mundial de 1982, mucho más que unos jugadores del Real Madrid. Fueron un símbolo.
El sobrenombre de la Quinta del Buitre, diminutivo del apellido de Butragueño, cumple ahora 30 años. Desde entonces ha cambiado todo. Cuando surgió, en un artículo de EL PAÍS firmado por Julio César Iglesias, hubo que añadirles un nombre delante: Amancio y la Quinta de 'El Buitre', se llamó el texto. "El nombre de Amancio se añadió porque a alguien le pareció excesivo dedicar una página a unos mocosos desonocidos", explica el autor.
Al fin y al cabo, el texto no hablaba de tendencias sino de una situación actual: la paradoja que estaba viviendo el Real Madrid. Un grupo de canteranos estaba ilusionando más a la afición madridista que las actuaciones del primer equipo. Alejados de la España cañí y de “La Furia” que representaba la generación anterior liderada por Juanito, lograron llenar el Bernabéu en un partido de Segunda División contra el filial del Athletic Club de Bilbao en diciembre de 1983.
Poco a poco fueron dando el salto al primer equipo y en la Quinta del Buitre empezaron a despuntar dos figuras llamadas a cambiar la forma de entender el fútbol en España. Butragueño fue el que más tardó en llamar la atención. No saltó al primer equipo hasta un partido en Cádiz en febrero de 1984: el Madrid perdía 2-0 y el entrenador, un tal Alfredo Di Stéfano, dijo dos palabras que Butragueño nunca olvidará: “Nene, calentá”. Como es obligado en toda leyenda que se precie su entrada supuso la remontada (2-3). Actualmente hay 19 peñas con su nombre. Un niño rubio de ojos azules del Colegio Calasancio sucedía en el escenario del deporte a un malagueño taurino aficionado a las chupas de cuero y al pelo largo por la nuca. Dos iconos, dos épocas. Leer artículo completo en elpais.com.
 
FOTOGALERÍA 25º aniversario de la Quinta del Buitre
 
 
Entrevista de Carlos Herrera, en Onda Cero,
a Julio César Iglesias