Jesús Díez, “el primo” que nos dejó su eterna sonrisa

Lunes, 31 de agosto de 2015 | e6d.es
• Homenaje al amigo, enfermero y cooperante de Médicos del Mundo fallecido recientemente

Hace unos días nos dejó nuestro compañero Jesús Díez, una persona muy especial del equipo que formamos Médicos del Mundo. Pero sería injusto y falso decir que se marchó para siempre. Compañeras y compañeros que tuvieron el privilegio de compartir con él misiones humanitarias en distintas partes del mundo son conscientes de la huella indeleble que les dejó “el primo”.
Miryam Cabrera, responsable de la unidad de Desarrollo de Personas en Médicos del Mundo, señala que “aunque su función fundamental era de enfermero, en terreno era capaz de desempeñar, además de sus funciones sanitarias, también las de logista cuando el momento lo requiriese. Como se suele decir, era "muy apañao" y sabía de todo, pero su mayor valor era la calidad de las relaciones que establecía. Jesús era un tío grande, tanto físicamente como a nivel personal. Tierno, cariñoso, cercano y humilde. Gracioso y atento,
siempre pendiente de que todas las personas se sintieran bien. Fue dejando amigos y amigas en todas las misiones que estuvo con Médicos del Mundo.
“En la siguiente emergencia haré el intento de llamarle, seguro, y vacilaré un segundo antes de darme cuenta de que ya no puedo hacerlo, pero él sabrá que, una vez más, contábamos con él. De eso estoy segura, no le vamos a olvidar nunca”. Fue la primera persona de Médicos del Mundo con la que compartí al 100% la increíble experiencia de colaborar en una emergencia, concretamente la de Sumatra tras el tsunami del 26 de diciembre de 2004” cuenta Ruth Díez, pediatra que además compartió otras misiones con Jesús en Haití y los campamentos de personas refugiadas en el Sáhara.
“Gracias a su forma de sentir, vivir y compartir lo que estaba sucediendo, aquello que inicialmente parecía un drama, y lo era, se convirtió para mí en una experiencia del tipo La vida es bella, y después continuó siendo así en todas y cada una las veces que trabajamos juntos. No es que fuera un enfermero como la copa de un pino, es que además todo lo que tocaba lo convertía en buen rollo, a las personas enfermas que atendía, al equipo, a la gente que pasaba por la calle…”El primo” tenía esa virtud, dar la vuelta a las cosas para convertirlas en algo divertido de lo que reírse. Y nadie quedaba indiferente cuando se cruzaba con él”.
Jesús acudió también a la emergencia por cólera tras el terremoto en Haití del 12 de enero de 2010. De esta experiencia, Daniel Rodríguez, logista en diferentes misiones, destaca que “durante esos días, además, esperábamos la llegada del ciclón Thomas, que se temía sería demoledor. En fin, todos los ingredientes necesarios para salir corriendo de cualquier lado. El sólo sonreía en el avión que nos llevaba hacia Haiti, imaginando una y mil veces lo que creía que nos íbamos a encontrar. Era la primera vez que trabajábamos juntos y le recuerdo rebosando entusiasmo. En esos momentos, tener a tu lado a un amigo como Jesús capaz de arrancar una sonrisa en medio del caos no tiene valor. Eso es lo que hace muy duro su marcha; tenía esa magia con la que podía, en los lugares más inhóspitos y las peores condiciones, sonreírle  a la vida, y además, hacer que todo el mundo a su alrededor también lo consiguiera. Era de esas personas que hacen que todo esto valga la pena y con el que te irías a los rincones más perdidos. ¿Qué cómo lo hacía ? Ni idea, esa era su magia. Será duro ir a una emergencia sin él”.
En este país caribeño también compartió momentos inolvidables junto a Jesús la pediatra Concha Bonet: “En una ocasión estábamos en la playa y apareció un tipo con una guitarra vieja con tres cuerdas desafinadas y sin saber cómo tocarla. El tipo rasgaba como un rockero profesional y se inventaba canciones y letras. Jesús le dijo que se la pasase. Comenzó a tocarla sin ton ni son inventándose también la letra y el resto de la canción. Era como un concurso surrealista en la playa. Congregó a mucha gente que se partía la caja de risa. Sobre todo el dueño de la guitarra. Nos veníamos arriba con sus genialidades y le seguíamos el rollo que siempre era respetuoso, ingenioso, muy divertido  y entre iguales. No se reía "de". Se reía "con".

La médica Ana García de Francisco suma una nueva anécdota;  “con Jesús, o el primo como todos le llamábamos, todo era alegría y buen rollo. Aunque le echo muchísimo de menos siempre me sorprendo sonriendo cuando le recuerdo. Tenía la combinación perfecta entre buen amigo y buen profesional, era único. Recuerdo una ocasión, siendo coordinadora de la epidemia de cólera en Haití, en la que el coordinador de otra organización nos pidió con su acento francés que  le cediéramos por favor a le primó para una formación a su equipo de higienistas debido a la calidad del trabajo de los nuestros que habían sido formado por él. Acepté la petición entre sorprendida y maravillada por el hecho de que otras organizaciones conocieran la existencia del ¨primo¨, le pregunté cómo había conocido a Jesús, me respondió que habían sido los y las higienistas de su propia organización quienes habían solicitado la formación específicamente con Jesús porque él era el mejor. Dicho coordinador visitó nuestro Centro de Tratamiento de Cólera y entonces lo entendió todo. Así era Jesús, el primo de todos y el hermano de muchos, su buen hacer no entendía de nacionalidades ni fronteras. No te olvidamos nunca".
Jesús González, enfermero, continúa en la misma línea que el resto de sus compañeras y compañeros; “cuando de la sede te llaman para preguntarte si estas disponible para una misión, la primera pregunta que se te viene a la cabeza es ¿donde hay que ir? Pero desde que compartí emergencias con Jesús (el primo), esa ya no fue mi primera pregunta, mi cuestión pasó a ser ¿con quién, viene el primo? Un colega, un amigo, un tío que hacía fácil lo difícil y que transmitía energía positiva allí donde estuviera. En una de sus camisetas preferidas ponía: UCI (Unidad de Cariño Intensivo) y pocas frases definirían tan bien su forma de relacionarse con la gente, conmigo...Nosotros y el mundo te echaremos de menos.” Por otra parte, Javier Arcos, médico que también coincidió en diferentes misiones con Jesús, aporta un nuevo matiz sobre su personalidad  comentando que “en esta Torre de Babel que es el mundo de la cooperación, jamás conocí a nadie que llegara tanto a la gente con tres palabras por idioma. No creo que haya traje de madera suficientemente grande para que quepa ese corazón. Primo, sigues en nuestra familia”. Ricardo Angora, traumatólogo y psiquiatra, no tuvo la oportunidad de coincidir con Jesús trabajando en ninguna misión internacional, pero también quiere destacar el “compromiso social que le llevó a participar en muchas de las emergencias en las que ha intervenido Médicos del Mundo y para las que siempre estaba disponible. Sin duda le echaremos mucho de menos y permanecerá en la memoria colectiva de la organización, pero su recuerdo se hará más intenso cuando haya que contar con gente experimentada para la próxima intervención de emergencia”. No te olvidaremos.
Equipo de Médicos del Mundo

El Seis Doble colabora con Médicos del Mundo