Irak: miles de desplazados en Kirkuk, sin ayuda esencial

Sábado, 20 de diciembre de 2014 | e6d.es
• La ciudad acoge a 180.000 personas que huyen de la violencia

Miles de personas que huyen de la violencia en Irak necesitan de forma urgente comida, agua, refugio y atención médica, incluso aquellos que  llegan a zonas del país accesibles para las organizaciones humanitarias, según Médicos Sin Fronteras (MSF).
Más de 180.000 personas desplazadas se han refugiado en Kirkuk, una ciudad multiétnica cercana a las líneas del frente del conflicto, y siguen llegando nuevas oleadas. Muchas de ellas viven en refugios hacinados y en un estado deficiente, y sufren dolencias como infecciones urinarias y respiratorias, enfermedades de la piel y anemia, debido en parte a la falta de comida y agua. MSF es la única organización médica internacional que proporciona asistencia en la zona y hace un llamamiento a la asistencia internacional inmediata en Kirkuk y otras zonas donde se encuentran las personas desplazadas y vulnerables.
"Pese a las dificultades que acarrea la seguridad en Kirkuk, las organizaciones de ayuda humanitaria todavía pueden trabajar en la ciudad", señaló Fabio Forgione, coordinador general de MSF en Irak. "Pero hemos visto muy poca asistencia internacional; la ayuda procede en su mayor parte de organizaciones locales y es claramente insuficiente. Necesitamos que las organizaciones internacionales de ayuda humanitaria den un paso adelante en sus esfuerzos en todo lo posible".
Más de dos millones de iraquíes han abandonado sus casas debido al conflicto armado durante 2014. Muchas personas permanecen en zonas directamente afectadas por la violencia y carentes de ayuda humanitaria. Sin embargo, aquellos que logran llegar a zonas más seguras también se enfrentan a la falta de atención y son los gobiernos locales y las comunidades que los acogen quienes se esfuerzan por responder a la emergencia.
"Cuando llegué a Kirkuk me sentí más seguro y ahora puedo dormir", declara una mujer que huyó de los bombardeos en Beiji y ahora vive junto a su familia en un edificio inacabado de Kirkuk. "Pero nadie acudió a ayudarnos, excepto el gobernador (de Kirkuk) y la Media Luna Roja. No vimos a nadie más. Solicitamos colchones, cocinas, aceite, alfombras. Nadie nos ha dado nada". Leer noticia completa en msf.es.