Hablando de fútbol se entiende la gente

Viernes, 3 de octubre de 2014 | e6d.es
• El lenguaje del fútbol puede hacer que dos personas de distintos idiomas acierten a comprenderse

El esperanto es una lengua creada por Lázaro Zamenhof que tenía como objetivo convertirse en el idioma hablado por todos los habitantes del mundo. No lo consiguió. En ese sentido, el inglés le tomó la delantera y hoy en día se ha convertido en la lengua oficial para todos los eventos internacionales. Incluido, claro está, el mundial de fútbol que se va a disputar en Brasil. Pero el idioma anglosajón no llega a todas las partes del mundo puesto que existe un gran sector de la población que no sabe hablar o escribir la lengua de Shakespeare.
Sin embargo, existe otro método de comunicación mucho más extendido que el inglés y que puede hacer que dos personas que aparentemente hablan dos idiomas distintos acierten a comprenderse. Y este lenguaje es el fútbol.
 
Algunas experiencias propias significativas
En un restaurante de Hanoi en Vietnam me atendió un camarero que apenas chapurreaba inglés. La manera de pedir los platos era señalando fotos o lo que estaban comiendo otras personas a nuestro alrededor. Fue difícil entenderse. Yo había aprendido cómo se decía España en vietnamita para solventar situaciones de este tipo: Tây Ban Nha. Cuando pronuncié estas palabras, el joven camarero inmediatamente me dijo: “¡¡¡¡Raúl González Blanco!!!”. Increíblemente, era un fanático del ex delantero del Real Madrid, del Schalke 04 y de la selección española. Por aquel entonces, aunque España ya había ganado una Eurocopa, todavía no se había adjudicado el Mundial de Sudáfrica y el vietnamita era más forofo de Raúl que de los Xavi, Iniesta o Casillas. Después, no recuerdo si por gestos o de qué manera, también conversamos un poco sobre Denilson, el ex extremo brasileño del Real Betis que en aquella época jugaba en la liga vietnamita. Más o menos me vino decir que le gustaba demasiado la fiesta y el ‘drinking’. Nada que no supiéramos ya de su paso por la liga española.
En el mismo viaje, pero esta vez en Tailandia, en la ciudad de Chiang Mai, tuve conocimiento de que en un templo no muy lejano había unos monjes budistas a los que les gustaba practicar inglés con turistas una hora al día. Me pareció algo muy interesante y me dije: ¿por qué no? Me tocó un religioso muy calmado y con una voz pausada que apenas chapurreaba inglés. ¿Y de qué hablamos? Pues de Angelina Jolie y de fútbol. Su ídolo era Cristiano Ronaldo, el delantero portugués que acababa de fichar por el Real Madrid, y su equipo favorito era el Manchester United. Tenía sólo una hora al día para conectarse a Internet y la empleaba, sobre todo, en informarse sobre las noticias de las ligas europeas, especialmente de la Premier.
En los campamentos de refugiados del Sáhara conocí a Maruf, un chico de 15 años que, como todos los saharauis expulsados de su país, vivía en una haima y su familia apenas tenía para comer. Sus ingresos provenían fundamentalmente de la solidaridad de algunas familias españolas. De hecho, el chico hablaba algo de español porque había pasado algún verano de acogida en Extremadura. Sin embargo, y pese a la dificultad para tener acceso a la información, Maruf era una auténtica enciclopedia del fútbol. Si lo hubiera conocido Maldini, el periodista de Canal Plus, probablemente lo habría fichado como colaborador. Se reunía con algunos amigos para ver los partidos a través de Al Jazeera en la wilaya, un local en el que se centraba la vida de la comunidad. Y cada dos días tenía media hora para navegar por Internet a través de una conexión por la que más de uno tendríamos ganas de asesinar a la operadora de la compañía telefónica. Era más lenta que una tortuga perezosa. Maruf y yo hablamos de los fichajes del Real Madrid, su equipo del alma, de cómo debía intentar ganarle al Barcelona que, por aquel entonces, con Guardiola de entrenador, estaba superando todos los récords. Y el tiempo que no estaba hablando de jugadores o viendo partidos lo pasaba dándole patadas a un balón. El fútbol me permitió hacer un amigo. El autor de este texto es Luis Murillo. Leer noticia completa y ver hilo de debate en deporadictos.com.