"Me pedía si notaba alguna cosa mientras con los dedos me hacía movimientos circulares en el clítoris", "Fue porque me dolía la cadera y esto no tiene nada que ver con tocarme los pechos o el pubis", "Me dijo que tenía mucho músculo y que estaba muy buena para echar un polvo". Son algunas de las frases que las cinco pacientes han declarado durante el juicio contra el exjefe de urgencias del hospital del Santa Caterina (Girona) recordando su paso por la consulta.
Una a una, las diferentes mujeres han relatado cómo el médico, Josep C.M, aprovechó las visitas para hacer comentarios lascivos, tocamientos y besos. No sólo en los pechos, sino también llegando a introducir los dedos en la vagina. Los abusos denunciados tuvieron lugar entre enero del 2008 y el diciembre del 2009. Durante todo este tiempo, el médico no solo atendía urgencias en el hospital, sino que también pasaba consulta en el CAP de la Cellera de Ter (Selva) y Anglès (Selva).
Las diferentes denunciantes han explicado cómo vivieron las visitas entre estupor y rabia. De hecho, tres de las pacientes habían ido al médico porque tenían dolores que en ningún caso tenían que ver con las partes íntimas.
Eso es lo que le pasó a una joven venezolana que jugaba a fútbol y le hacía daño la pierna, a una mujer que tenía dolor en la cintura (posiblemente por una hernia) y una tercera que cayó y le dolía la cadera.
La primera fue a urgencias del Santa Caterina el 3 de octubre del 2008; la segunda, al CAP de la Cellera el 28 de enero del 2009 y la tercera también visitó el hospital de Salt (Gironès) el 22 de junio del 2009.
Tocamientos y proponerlas sexo
Todas han relatado cómo, de una manera u otra,el médico se las hizo para hacer tocamientos o llegar a proponerlas tener sexo. La joven venezolana ha explicado, sin poder reprimir las lágrimas, que Josep C.M. le dijo que estaba "muy buena" para hacerle el amor y después de tocarle los pechos, la envió a casa y la recetó unas pastillas, a pesar de que no las necesitaba, "porque se tenía que poner buena para poder follar".
"Me sentí humillada", ha dicho la paciente. Pero no acabó aquí. Unos días más tarde, la joven ha explicado que el doctor la llegó a llamar por teléfono, diciendo que estaba en la calle justo de su casa y que quería ir a la cama con ella porque "debería ser la bomba".
La mujer que iba al CAP de la Cellera, acompañada de su suegra, ha explicado que Josep C.M. acabó poniéndole los dedos en la vagina, a pesar de que ella había ido porque tenía dolores en la cintura. "Mientras iba haciendo movimientos oscilantes en el clítoris, y yo me quedaba parada, me iba preguntando qué sentia", ha declarado la paciente. Y añadió: "Estaba muy nerviosa porque, en ningún caso, un ginecólogo no te toca de esta manera".
Esta sensación también es la que tuvo la tercera paciente. "Me tocó como un hombre y no como un médico", ha explicado. La mujer había ido a urgencias del Santa Caterina a raíz de una caída y le dolía la cadera. "Cuando estaba tumbada en la camilla, empezó a preguntarme si tenía pareja, me tocó los pechos preguntándome si me gustaba e intentó ponerme la mano debajo de las bragas", ha relatado la denunciante. Cuando la mujer le frenó, según ha explicado en el juicio, entonces Josep C.M. reacción mal y empezó a insultarla diciéndole que era un "infeliz" y "muerta de hambre". Leer noticia completa en
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