El general Prim fue estrangulado tras ser tiroteado en la calle del Turco
Jueves, 21 de noviembre de 2013 | e6d.es
• La historiografía oficial die que el gobernante murió tres días después de ser herido por bala
Marcas de correas en torno a todo el cuello, incluido el rastro metálico de la hebilla del correaje. Este es el dato forense que mejor explica las novedades descubiertas, hasta hoy desconocidas, en torno al asesinato, supuestamente con armas de fuego, del laureado general y presidente del Gobierno de España Juan Prim i Prats, acaecido en Madrid hace ahora 142 años, en la nevada tarde del 27 de diciembre de 1870. Tal es la última y principal revelación obtenida por una denominada Comisión Prim, que desde el departamento de Criminología de la Universidad privada Camilo José Cela, de Villanueva de la Cañada cerca de Las Rozas, se propuso tiempo atrás resolver las densas incógnitas que durante casi siglo y medio han rodeado aquel luctuoso suceso. La antropóloga forense María del Mar Robledo; el criminalista Francisco Pérez Abellán, director del departamento universitario; el doctor en Derecho Orlando Tadeo Gómez y el fotógrafo científico griego Ioannis Koutsurais, miembros de la comisión investigadora, creen haber resuelto las principales incógnitas de aquel magnicidio. Y ello gracias a la aplicación de los más recientes avances tecnológicos del examen forense al cadáver momificado del general-presidente, custodiado en excelente estado de conservación en Reus, la localidad natal del laureado militar. Allí fue sometido a un exhaustivo análisis, concluido ahora, de cuyos resultados se informó este lunes en una conferencia registrada en la sede universitaria. Ninguno de los comisionados cobija dudas sobre la evidencia de las marcas de correas en torno al cuello de Prim, que se asemejan a las mismas huellas dejadas por igual procedimiento de asfixia criminal en numerosos otros cadáveres, examinados para el cotejo por la forense y mostrados ayer públicamente en fotografías. Mas, de esta evidencia ahora descubierta, no hay constancia alguna en el sumario 360/1870 abierto tras el magnicidio y que incluía tres investigaciones concernientes a los tres intentos consecutivos de quitar la vida a Prim entre octubre y diciembre de aquel año. De los cerca de 18.000 folios de los que constaba el sumario del asesinato, hoy quedan intactos menos de la mitad: emborronamientos, láminas arrancadas y zarabanda de páginas en competo desorden son algunas de las prácticas a las que los 81 tomos sumariales, hoy en los juzgados de la Plaza de Castilla de Madrid, fueron sometidos por manos extrañas y anónimas, sobre todo a partir de 1960, en que se reveló la localización de los documentos procesales. ¿A quién pudo beneficiar este expolio tan dañino del patrimonio histórico documental? La ciencia puede esclarecer sucesos muchos años después de haber acaecido; de no ser tal, la pregunta quedaría sin respuesta. Tal ha sido la certeza que han barajado los miembros de la Comisión Prim desde el primer momento en que, en el hospital universitario de San Joan y en el tanatorio de Reus, ante el cuerpo momificado de Juan Prim comenzaron a indagar rastros de actividad sobre su cadáver embalsamado, que presentaba bajo las axilas y la entrepierna frascos con aromas balsámicos, en una configuración triangular de evocaciones masónicas, según los investigadores. El autor de este texto es Rafael Fraguas. Leer noticia completa y ver hilo de debate en elpais.com.