El fútbol base: una vergüenza nacional / El fútbol base y los padres

Lunes, 15 de octubre de 2012 | e6d.es
• “Insultó al árbitro, al entrenador contrario, a los jugadores, a los delegados, a otros padres... Gritaba más que nadie con un enorme vozarrón”
Después de un partido de alevines, a la salida del campo, vi a un niño llorar. Me preguntaba el motivo: sería la derrota por 6-0, el dolor de algún golpe recibido, la bronca del entrenador o alguna discusión con un rival o compañero... Cuando observé al padre llegar hasta donde estaba él, lo entendí todo. El chaval hubiera deseado en ese momento cubrirle la cara con una bolsa de supermercado.
Nada de eso; ni la goleada, ni golpes, ni discusión. Lloraba de vergüenza. Como si fuera suya. Su padre había tenido, y no por primera vez, un comportamiento indigno.
Insultó al árbitro, al entrenador contrario, a los jugadores, a los delegados, a otros padres... Gritaba más que nadie con un enorme vozarrón. Vio el partido junto a la línea de banda, para él no existía la zona habilitada para espectadores. Con una mano sostenía un botellín de cerveza y con la otra gesticulaba acaloradamente. Hasta llegó a las manos en una ocasión con otro energúmeno del público.
El niño se sentía raro, muy raro. Su padre le compró el primer balón, el primer equipaje, siempre le dijo que era el mejor, le acompañaba a todos los partidos, era su gran admirador...
Pero, ¿cómo iba a ver a su compañero de clase y de equipo al día siguiente en el colegio si su padre dijo públicamente que era un inútil?
Y, sobre todo, cómo iba a decirle: “papá, no quiero que vengas más a verme jugar”.
Ramón Alfil
 

* Fui Agente de Jugadores licenciado por la RFEF durante 11 años. Sentí vergüenza muchas veces por ejercer esta profesión y le pedí a la federación que retirara mi licencia. Hoy, soy feliz, vuelvo a disfrutar de este gran deporte. Ramón Alfil.