Autoestima como motor de la transformación social

Domingo, 3 de abril de 2016 | e6d.es
• Representar y defender los intereses de la población incrementa la autoestima de los líderes de la comunidad


Si uno no se cree capaz de hacer algo, jamás lo intentará. Por eso, ayudar a los habitantes de las áreas rurales de Anantapur a conocer sus posibilidades, impulsarles a la acción y hacerles ver de lo que son capaces de hacer por sí mismos permite promover un cambio en la sociedad. La Fundación Vicente Ferrer (FVF) fortalece a los líderes de la comunidad e incrementa la confianza de los colectivos más vulnerables, con el fin de que tomen las riendas de su vida y recuperen la dignidad y la autoestima que socava la pobreza.
Desde su establecimiento en 1969, la Fundación comenzó a asesorar y a fortalecer a la población local de Andhra Pradesh, procurando que los propios habitantes solucionaran los problemas existentes en la comunidad. Así lo afirma Krishna Veni, una veterana trabajadora de la FVF que inició su trayectoria profesional como docente hace más de 20 años hasta llegar a convertirse en directora regional: “Vicente y Ana creían mucho en mí y me animaban a luchar sin rendirme”, recuerda. Krishna Veni relata, además, que a lo largo de su carrera se ha esforzado mucho para superar la inseguridad que sufría por el hecho de ser mujer ya que, según dice, “da igual hablar con un hombre o una mujer, todos somos seres humanos”.

Los Comités de Desarrollo de la Comunidad
En la actualidad, los y las organizadoras de la comunidad han adquirido la confianza necesaria para gestionar los problemas a los que hacen frente los ciudadanos. Cada pueblo que forma parte del programa de desarrollo integral de la FVF está representado por un Comité de Desarrollo de la Comunidad (CDC), formado por un grupo de habitantes cuyos miembros han superado el miedo a expresar su opinión de manera activa. “Antes temíamos hablar con el Gobierno, ahora tenemos confianza y nos atrevemos a presentarle quejas y peticiones”, constata Ramanjineyulu, uno de los 15 integrantes del CDC en la localidad de Durgam. Trabajar y ayudar a sus congéneres incrementa la autoestima de los representantes de la comunidad.
La confianza en uno mismo constituye el primer paso hacia la acción libre y responsable que toda sociedad requiere de sus ciudadanos y, por eso, la Fundación trata de dar aliento y empoderar a los diferentes colectivos en los programas que implementa.
 
Reconocer capacidades propias
Mediante la acción y el trabajo, son muchas las personas que pueden descubrir capacidades propias que desconocían, superar sus propios límites y, por ende, transformar su vida. Los seis talleres de artesanía de la FVF son un buen ejemplo de ello, ya que invitan a mujeres con discapacidad y procedentes de familias sin recursos económicos a ejercer un oficio que les permite emanciparse e incrementar su bienestar psicológico y emocional.
Similar es la tarea que realiza la FVF en la Escuela Profesional, en la que se enseñan habilidades personales a los y las jóvenes licenciadas con el fin de facilitar su inserción al mercado laboral. Algunos de ellos tienen una discapacidad física, por lo que han crecido pensando que nunca tendrían un empleo; a otras, su entorno las ha convencido de que cuando contraigan matrimonio deberán abandonar su actividad profesional para dedicarse al cuidado de su familia política.  Carine van der Boor, psicóloga y voluntaria de la Escuela intenta cambiar los patrones de pensamiento negativos, ya que, según relata, “generalmente las chicas desconocen sus capacidades, temen pensar por sí mismas y les cuesta aceptar un halago”.
El colectivo femenino ha sido tradicionalmente relegado a un segundo plano en la sociedad india, por lo que poner en valor el papel de la mujer se ha convertido en una de las prioridades de la Fundación. Los créditos para emprender su propio negocio, el registro de viviendas familiares a su nombre o la creación de los sanghams son algunas de las principales medidas adoptadas para empoderar a la mujer. Gracias a estas asociaciones las mujeres reciben apoyo para solucionar los problemas que antes afrontaban en solitario. Además, para las representantes de estos grupos, la FVF organiza cursos de formación en liderazgo con el fin de reforzar su confianza.
El mismo modelo se replicó para las personas con discapacidad en la creación de los vikalangula sanghams, donde comparten sus opiniones en público, defienden sus derechos y tienen la oportunidad de salir del aislamiento en el que viven. También para personas con diversidad funcional intelectual se pusieron en marcha los talleres de capacitación profesional, en los que se imparte formación a jóvenes que “habitualmente padecen carencias afectivas y han sido relegados a un segundo plano en sus familias”, según relata Samuel Martín, voluntario del programa. Cultivar un huerto, cocinar, realizar labores de mantenimiento o cuidar animales, les permite dar continuidad a los negocios familiares así como incrementar su autonomía.
 
Deporte para la autoestima
Son muchos los programas que intentan mejorar la percepción que las personas tienen de sí mismas desde edades tempranas. También a través de deportes cómo el tenis o el fútbol, los niños y niñas de Anantapur aprenden a confiar en sus capacidades y se superaran a sí mismos. Tal y como decía Vicente Ferrer, “no podemos hacer rico a cada pobre pero sí podemos hacer fuerte a una comunidad organizada”. Y a eso contribuye la Fundación con su trabajo, a elevar la autoestima de las y los miembros de la sociedad para que ellos mismos adquieran el poder necesario para transformarla.
El Seis Doble | Fundación Vicente Ferrer
 

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