Goles para el recuerdo - El gol que mató a Andrés Escobar
Lunes, 2 de diciembre de 2013 | e6d.es
• La muerte de Escobar era la culminación a una experiencia negra, la que pasó Colombia en el Mundial estadounidense
El 2 de julio de 1994, diez días después de marcarse en propia puerta un gol de Colombia ante Estados Unidos en el Mundial, el defensa Andrés Escobar moría tiroteado a los 27 años por Humberto Muñoz Castro en el párking del bar ‘El Indio’ de Medellín.
Horas después así lo certificaban en la morgue reconociendo el cadáver sus compañeros de selección René Higuita, Víctor Aristizábal y Chicho Serna. La muerte de Escobar era la culminación a una experiencia negra, la que pasó Colombia en el Mundial estadounidense con el equipo amenazado tras la derrota inaugural por 1-3 frente a la Rumanía de Gica Hagi.
De hecho, el preludio de la muerte de Escobar fue igualmente tétrico. Colombia, un país dominado por la violencia del narcotráfico, encontraba por entonces en el fútbol una vía de escape a los problemas cotidianos, a la realidad no deseada pero cierta. Y el fútbol estaba en su apogeo tras la exitosa participación de Colombia en el Mundial de Italia 90. El gol de Freddy Rincón, más adelante jugador del Real Madrid, a Alemania en San Siro y la clasificación para la siguiente fase habían puesto de moda al fútbol colombiano pese a la derrota posterior contra Camerún con el regalo del excéntrico René Higuita.
Lideraba desde la pizarra el ideólogo Pacho Maturana, posteriormente fracasado en el Atlético de Madrid, y desde el terreno de juego Carlos Valderrama. Su fútbol en corto le dio a Colombia la seguridad de sentirse importante. Él se acompañaba de Leonel Álvarez en la medular y en la portería (o lejos de ella) se ubicaba Higuita, todo un personaje. Todos ellos jugaron en el Real Valladolid.
Colombia, pues, se jugaba el Mundial contra la selección anfitriona a la segunda de cambio y el partido no salió bien porque no empezó bien. No sólo para Escobar, que se marcó en propia meta el 0-1 a los 35 minutos, sino para todos.
La previa, Maturana recibió una carta con amenazas de muerte contra él y el jugador Gabriel Gómez: “Si juega, pondremos una bomba”. Maturana reunió al grupo de los cafeteros y les anunció por ello la no convocatoria de Gómez, que dejó la concentración para irse a la playa con su familia y una discreta vigilancia policial. Colombia no estaba para jugar al fútbol, pero no se ha inventado quien aplace un partido de la FIFA…
A la vuelta de Estados Unidos, y con los ánimos ya supuestamente más calmados, Escobar, de 27 años, decide salir a tomar algo con unos amigos. Eligen la discoteca ‘El Indio’, donde todo transcurre con normalidad hasta que es reconocido. Es insultado por algunos clientes y decide abandonar el lugar sin replicar.
Y allí, a la una de la madrugada en el párking, Humberto Muñoz Castro y otros dos acompañantes le enfrentan también, Escobar pide respeto y lo que encuentra es una balasera. Seis tiros (un cargador) y Escobar que cae desplomado, todavía vivo. Morirá en la ambulancia minutos después. Atroz crimen sin piedad y a sangre fría. Ejecución sumaria por un individuo al que se tachará de sicario de los hermanos Gallón Henao, los otros dos personajes de la funesta noche, los que lo empleaban de guardaespaldas y los que habían perdido una alta suma de dinero con la temprana eliminación de la tricolor del Mundial.
Su funeral tuvo tratamiento de jefe de Estado y asistieron 120.000 personas. Colombia, avergonzada, intentaba dar la cara. Muñoz, condenado a 43 años, salió en libertad once años después, en 2005, por los beneficios penitenciarios de la recurrente buena conducta, lo que volvió a escandalizar al país. Escobar perdura en la memoria del balompié colombiano como ídolo verdolaga del Atlético Nacional y el 2 de Colombia para siempre. Pero fue asesinado por un acto de fútbol. El autor de este texto es Iván Castelló. Leer noticia completa y ver hilo de debate en es.eurosport.yahoo.com.