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Jueves, 21 de mayo de 2015 | e6d.es
• El privilegio de poder ir, meter un papelito y elegir a nuestros gobernantes les ha costado a nuestros padres y abuelos siglos de historia y litros, muchos litros de sangre

Hace un par de días me llevé una sorpresa al recibir un mensaje de un partido de los que se presentan este domingo en el que decía más o menos “Oye, podías escribir algo para nosotros” Yo, como no soy de piedra, pensé “Ole, Ole. Alguien se acuerda en mí!”. Pero como soy rarejo les dije que no. Pensé que puede que esté como una cabra o que sea un tipejo algo antiguo pero mi ética tiene un precio. Como eso ha sonado al durísimo trabajo de  contar billetes como Rus, mejor si me explico; Tengo una  devoción casi enfermiza hacia unas elecciones limpias y sobre todo dignas, lo que me lleva a pensar que no soy quién para intentar tergiversar el voto a nadie en un sentido u en otro (aunque es verdad que algunas veces no soy objetivo, como todo bicho viviente). Creo que si a estas alturas me meto en campaña estaría traicionando a quien aprecio y respeto en este mundillo de locos, a vosotros, que me leéis todas las santas semanas. Así es que les agradecí la oferta pero mejor seguiré aquí porque recibo algo valioso, vuestro reconocimiento. Como ya os he dicho alguna vez muchas gracias por estar ahí. Seguimos juntos en esto hasta que me digáis lo contrario.
Dicho esto (ya os he dado bastante la paliza). Hoy quisiera pediros un favor. Supongo que habréis oído por ahí que este domingo hay elecciones (no sé, creo que algo me suena). Pues nada, quisiera pediros que vayáis a votar. Votad a quien creáis pero hacedlo (aunque sea tapándoos la nariz) de verdad nos va mucho en ello. Sé que si hace buen tiempo y visto el percal, no apetecerá mucho y si además se tiene un buen plan, pues ya me dirás. Las tentaciones de Jesucristo no son nada comparado con la idea de unas cañas y unas tapas pero sed fuertes RESISTID (a lo Bárcenas). Votad, por favor, sólo vais a invertir diez o quince minutos y con ello habréis cumplido con vuestro deber o como mínimo conseguiréis el derecho al pataleo durante los próximos años porque pensad seriamente, si no votas ¿Cómo vas a quejarte después?.
No voy a salir ahora con un rollo moralista de esos sobre si votar es de ser buen ciudadano y cosas por el estilo. Sólo voy a recordaros que el privilegio ese de poder ir, meter un papelito y elegir con mayor o menor gracia a     nuestros gobernantes (aunque después nos salgan rana) les ha costado a nuestros padres y abuelos siglos de historia y litros, muchos litros de sangre. Además, pensad que si no vais, no estaréis eligiendo a los que van a hacerse cargo de nuestros ayuntamientos y de nuestras autonomías que al final, como tienen las competencias transferidas, serán las que gestionen la salud, las que pongan o quiten vacunas a nuestros hijos, las que abran o cierren colegios y una larga lista de cosas que nos van a afectar directamente. Pensad eso a la hora de optar por tumbarse a la bartola (oye, pues también es una opción) o acercarse a votar. Después no vale a lamentarse amargamente, porque al final resultará ser verdad eso de que somos los que nos preocupamos más por nuestros hijos pero en cambio dejamos que destrocen el mundo que les dejaremos en herencia.
Además, según las encuestas (que al final suelen mentir más que un vendedor de crecepelos) está todo tan igualado que el voto de cada uno de nosotros va a ser necesario para decantar la balanza en un sentido o en otro y de verdad, visto la que nos puede caer encima, creo que nos jugamos mucho en esta ocasión.
Así es que id a votar y sentiros importantes porque lo sois. Pensad que no somos tan malas personas como para padecer los tormentos y la ignorancia que sufrimos por parte de muchas de las caras sonrientes que ahora nos piden el voto (igual ando algo quemado con el experimento de la semana pasada al que sólo respondieron NUEVE candidaturas de cincuenta y tantas).
Eso sí, por favor, no olvidéis que este domingo tenemos la opción de elegir. Eso aquí hace sólo unos cuarenta años era impensable hasta que nuestros padres se las vieron con el generalísimo (para las víctimas de Wert, un señor bajito y con mala leche) y sus “grises”. Pensad que todavía en muchos países continúa siendo un lujo que te puede costar la vida. No lo desperdiciemos.
Salva Colecha
* Salva Colecha es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Salva Colecha es autor del blog "En zapatillas de andar por casa".