En verano son habituales los consejos médicos sobre altas temperaturas, alimentación idónea veraniega, cómo hacer frente al calor, etc. A estas recomendaciones habría que añadir que se evite pasar por las inmediaciones de una palmera. En Valencia se han dado bastantes casos en los últimos 30 días en los que, afortunadamente, tan sólo se han tenido que evaluar daños materiales en vehículos y un herido leve. El Ayuntamiento de la capital ha tenido que abatir ya 56 palmeras y 16 árboles en las últimas semanas.
El hombre se ha empeñado en que las ciudades sean un hábitat natural para las palmeras y casi lo ha conseguido. No obstante, la falta de control provoca que las palmeras caigan con el evidente peligro que esto comporta para los viandantes. La acumulación de agua en el subsuelo sobre una capa impermeable, las altas temperaturas, los golpes de calor, un riego inadecuado o la falta de lluvias, el picudo rojo... son factores que provocan una rigidez en este tipo de árboles que causan que se fracturen con facilidad.
Las palmeras no soportan altas temperaturas en alcorques pequeños donde no tienen sitio para las raíces. En este tipo de ubicación es donde más ejemplares en riesgo se pueden encontrar.
Así que, igual que debemos controlar qué alimentos nos pueden costar una diarrea o que la exposición continuada al sol nos puede provocar trastornos en la piel, habrá que ir planteándose no caminar cerca de palmeras en verano.