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 23/04/2018

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Lo de la guerra es un mal negocio en el que al final siempre se pierde

De Trump a Putin...


Este pasado viernes me quedé un tanto desconcertado al llegar al café y encontrarme un corrillo con Paco gritando encima de un taburete de esos que nos ponen ahora en los lugares “chic” a modo de silla. Decía no sequé de que el mundo se nos va a acabar en un tris, que estamos en manos de descerebrados. He de confesar que pensé que a mi amigo le habían puesto algo en el carajillo o que, quizá, se había pasado con la cazalla.  Pero el sábado ya vi las cosas de otra manera. Igual no andaba tan desencaminado, como siempre.
Mucho me temo que una vez más hemos acabado dándole al revés la cuerda al reloj y volvemos al pasado, aunque esta vez parece que nos hemos ahorrado la foto de las Azores, igual porque nuestro “presi” no fue invitado (alguna ventaja ha de tener ser un cero a la izquierda o tener la misma utilidad que una nevera en un iceberg). El caso es que parece ser que en USA no les gusta vivir en paz y les ha dado por volver a dejarnos al borde de la guerra termonuclear previa a MadMax sin siquiera preguntar al resto de la comparsa de la OTAN o esperar a que ese artefacto un tanto obsoleto que llamamos ONU diese su permiso. Se veía venir, no puedes esperar mucho si juntas la perpetua victoria de Putin en Rusia y el Gobierno de un pistolero en USA. ¿Resultado? Que treinta años después de la caída del Muro de Berlín seguimos emparedados entre unos  Estados Unidos, regidos por un descerebrado y una Rusia gobernada por un cicladillo de gimnasio. Parece que hayamos vuelto a antes de 1989, cuando nos marchábamos a la cama sin saber si mañana despertaríamos (sólo que entonces no sabíamos que al más sensato del gobierno USA le llamamos “Perroloco”).
Vivimos un desastre que sería ideal para el guion de una peli de los Monty Python si no es porque que se va a llevar por delante la vida de miles de inocentes, una vez más en Siria, que han visto como ahora no han de temer únicamente ser gaseados por su déspota de cabecera sino que, además, han de sobrevivir a unos misiles “nuevecitos e inteligentes” (y además invisibles) que les lanza un John Wayne con el pelo raro con la idea de chinchar al otro (al del gimnasio). Igual no hemos caído en que a estos petardos no les han enseñado a tener respeto ni por la vida de los inocentes ni por los Derechos Humanos.
Todo seguirá igual, excepto que esta vez vemos como no se intenta una solución pacífica y ni siquiera salimos a la calle con el grito de NO A LA GUERRA (¿estamos anestesiados?) a pesar de que llevamos SEIS largos años de guerra en Siria, con medio millón de muertos, DOS millones de heridos y CINCO millones de personas huidas.  Nada cambia, seguirán muriendo los de siempre, los inocentes, en parte porque la estructura de la ONU no funciona (igual debido a que unos países tienen derecho a veto simplemente porque ganaron una guerra hace décadas) y porque Europa continúa siendo un ridículo reino de taifas dominados por neocapitalistas sádicos que impiden que se muestre cualquier atisbo de humanidad con nadie, ni con los propios habitantes ni mucho menos con los millones de seres humanos como tú y como yo a los que dejamos morir a nuestras puertas entre el frío y el barro, metáfora de la conciencia de este cascarón vacío que llamamos Europa.
Lo de la guerra es un mal negocio en el que al final siempre se pierde. Sabes cómo empieza pero jamás como acabará. Felipe II intentó desembarcar en Inglaterra, Napoleón invadió Rusia o hasta Atenas atacó Sicilia allá por el 415 AC. Todos contaban con que sería una victoria rápida y legítima pero acabó como el Rosario de la Aurora. Resumidas cuentas, creo que voy a subirme yo también a un taburete y empezar a gritar con mi amigo Paco porque o espabilamos y conseguimos despertar para dar un poco de humanidad al escenario tratando de conseguir una salida pacífica y evitar muertes inocentes o entre Trump y Putin o Putin y Trump, nada bueno se avecina.

Salva Colecha
 
* Salva Colecha es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Salva Colecha es autor del blog "
En zapatillas de andar por casa".



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