La política es demasiado seria como para dejarla en manos de los políticos

Lunes, 13 de mayo de 2019 | e6d.es
• Y Alzira no iba a ser menos… ¡Qué se lo pregunten a la gente mayor dentro de unos meses!


Una gota de limón | Por: El buen entendedor
 
En mis tiempos de estudiante me ha tocado ir a alguna que otra revisión de examen. Entraba en el despacho y cuando me veía el profesor exclamaba "¡hombre, ¿qué hace usted aquí?!". Me sentaba, me daba el examen, lo revisaba y a los dos minutos me decía: "vamos a ver qué ha pasado". Yo le miraba la cara, ponía muecas y soltaba, "aquí podría subir un poco... a esto le voy a poner más... es cierto que aquí he estado corto…". A lo mejor mi nota era un 4'20 (ir a una revisión con menos de 4 era una tontería) y, finalmente, me quedaba con un 4'90 (alguna vez me quedé con 4'95). Yo le pedía, le suplicaba, le imploraba, que me pusiera un 5 y el profesor, con cara de circunstancias, me soltaba que "no podía... que ya había subido lo máximo", en esos momentos yo pensaba: "cabrón, ¿quién te lo impide? ¿Qué más te da poner un 5 que un 4'90?, incluso gastas menos tinta de bolígrafo con el 5". Después me soltaba algo así como: "no se preocupe, que en el próximo examen me aprobará. Aunque no se lo crea yo le tengo mucho aprecio" y después se ponía a hablar de cosas relacionadas con los estudios, incluso me invitaba a fumar (en aquellos tiempos se podía fumar).
Resumiendo, yo salía de la revisión contento porque el profesor me había dicho que me apreciaba, que el siguiente examen aprobaría y, encima, me había invitado a fumar. Pero, ¿cuál era la realidad de la cuestión? Que la revisión no había servido para nada, que no había aprobado y que me tocaba hincar codos para la siguiente convocatoria, ¡y eso que el profesor (supuestamente) me tenía aprecio! Hubiera preferido menos aprecio y que me hubiera aprobado.
Viene todo esto a cuenta como consecuencia de una noticia que leí hace unos días en este diario que llevaba por título “Cal treballar per a que Alzira siga més amable amb la gent gran”. Al leerla y escuchar el audio he recordado algunas de mis revisiones (en otras sí que aprobaba) y he pensado que la gente mayor habrá salido de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Estoy convencido que ningún político les ha dicho que no van a hacer nada. Todos los políticos han dicho que hay que hacer cosas, que van a trabajar por ellos, que los van a tener en cuenta, que son maravillosos, que se lo merecen todo, que bla, bla, bla... pero la realidad es que, al final, se quedarán como yo: con el aprecio del profesor, pero con el suspenso.
Por desgracia, estamos en periodo electoral, época en la que me solidarizo con Charles De Gaulle cuando llegó a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos. El sentido de la desfachatez en periodo electoral no tiene límites. Os observo.

 
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