Primer día del año nuevo

Miércoles, 2 de enero de 2019 | e6d.es
• "Salí a la calle para escuchar la felicidad de quienes tenéis lo más preciado… la posibilidad de decidir estar solos o acompañados"

A las 3 de la mañana después de compartir las campanadas, postres con sabor a navidad, y por supuesto un buen vino, licores varios y una copa de cava, que animaron la conversación y avivaron las risas, el cuerpo me pidió descanso, con lo que por la mañana, mientras algunos volvían de las celebraciones nocturnas, buscando un lado de la acera por el que mantener la línea recta, yo me puse cómodo y salí a caminar con buen ritmo para combatir los cuatro grados que marcaba el termómetro.
No tengo claro qué me llevó a saludar a un señor que estaba sentado en el extremo de un banco del parque, pero no esperaba que mi “buenos días”, fuera el causante de una parada de cinco minutos aproximadamente en mi caminata, pero sobre todo no podía imaginar que fuera causa de un encuentro que creo perdurará en mi memoria.
Manuel, el hijo de “el pamplinas” y “la de las ollas” me comentó que madrugaba para no estar solo. Era su primer año nuevo sin familia, su mujer falleció a finales de verano y su hija estaba trabajando en Waterford, Irlanda, y sin más familia en la que refugiarse, Manuel me contó, que ayer a las diez estaba en la cama, después de haberse tomado unas lonchas de jamón y un plato de sopa, y que está mañana a las ocho se levantó de la cama y sin nada mejor que hacer “salí a la calle para escuchar la felicidad de quienes tenéis lo más preciado… la posibilidad de decidir estar solos o acompañados”, por eso creo que Manuel se sentaba en el extremo de aquel banco de madera, dejando espacio vacío suficiente para dos o tres personas, con la esperanza de que alguien se sentara a su lado, para intercambiar unas palabras que le hicieran sentirse vivo.
Manuel me despidió con una sonrisa y deseándome lo mejor para este año. Yo me fui con ganas de quedarme, y con la tristeza de haber aprendido que existen muchos Manueles, a los que tratamos como sombras, a los que no dedicamos ni un saludo de cortesía.
Estoy de vacaciones, pero mañana madrugare de nuevo, me pondré en marcha a la misma hora, haré el mismo recorrido, y espero volver a encontrarme con Manuel, para conversar unos minutos, un ejercicio que no ayuda a quemar los excesos navideños, pero que alimenta el alma.
Aunque sé que no me leerás por aquí… FELIZ AÑO MANUEL
Combatiente Literal