Más de la mitad de las jóvenes en la India rural no usan métodos de protección higiénicos como compresas y tampones

Viernes, 17 de enero de 2020 | e6d.es
• 22.000 jóvenes participan en los talleres de nutrición, higiene personal y salud sexual organizados por la FVF

“En casa me prohíben tomar pasteles y yogur cuando tengo la regla porque dicen que voy a desangrarme”, cuenta Bhulakshmi, una de las adolescentes que asiste por primera vez a uno de los talleres organizados por al FVF en colaboración con el Gobierno, sobre alimentación, sexualidad e higiene en su instituto.
Esta es solo una de las muchas supersticiones que aún rodean la menstruación en esta zona de la India rural. No poder manipular alimentos ni entrar en los templos, por ser consideradas impuras, son otras de las creencias que deja a las adolescentes en una posición especialmente vulnerable debido a la falta de conocimiento e información sobre su propio cuerpo. “La mayoría de las chicas vienen impregnadas por estas creencias que les han sido transmitido sus familias”, comenta Sivanna Kurava, coordinadora del área de Salud Rural de la FVF y una de las instructoras de los talleres, dirigidos a adolescentes de entre 12 y 15 años.
Se estima que en la India rural solo un 48% de las jóvenes de entre 15 y 24 años usan métodos de protección higiénicos (como compresas y tampones) durante la menstruación, según la Encuesta Nacional de Salud Familiar 2015-16.
Estas charlas buscan ser un espacio para que las adolescentes aprendan cómo mantener una buena salud e higiene personal, así como compartir sus inquietudes y dudas en un momento crucial de su crecimiento.
 “Antes las charlas iban dirigidas a mujeres embarazadas y lactantes para evitar problemas frecuentes de salud como la anemia”, prosigue Sivanna. Alrededor de 50.000 mujeres mueren cada año en el país asiático por causas relacionadas con el embarazo o el parto. “Sin embargo, desde hace años actuamos también desde la edad escolar para prevenir ciertas patologías”, añade.
 
Respuestas que cambian vidas
Esta semana, 50 adolescentes de un instituto residencia de Atmakur se preparan para la charla. Minutos antes de empezar, ojean curiosas los carteles de colores e ilustraciones que hay en las paredes. Crear un entorno agradable y acogedor es importante para discutir estos temas. En uno de ellos se puede leer: ‘La menstruación, recomendaciones para vivirla con salud’.
Antes de entrar en materia, un equipo de enfermeras se encarga de hacer un breve chequeo a todas las alumnas: peso, talla y analítica de sangre para detectar posibles casos de anemia. Se estima que un 49% de las mujeres del distrito de Anantapur sufre esta enfermedad. Aquellas a las que se les detecta anemia grave reciben píldoras de hierro.
Tras la revisión, toca responder un pequeño cuestionario para saber qué conocimientos e inquietudes tienen las chicas y conocer las dificultades que sufren durante los días de menstruación. Surgen preguntas que van desde: “¿Qué es el útero?”, “¿Para qué sirve?” hasta las emociones, pasando por la alimentación saludable o cómo mantener una correcta higiene íntima.
Las profesionales intentan que pierdan la vergüenza y el miedo con preguntas como “¿Con quién hablas cuando tienes dolores de la regla? ¿Cómo te sientes durante estos días? ¿Por qué no vas a la escuela?”. Poco a poco las jóvenes se abren, plantean sus dudas, intercambian opiniones y escuchan atentas los consejos y recomendaciones.
Sowjanya es una enfermera de 27 años que reside en la residencia con las chicas y se ha convertido en un referente y, a menudo, en una confidente. “Soy consciente de la importancia de saber responder bien a todas sus dudas. Una de mis principales responsabilidades es vigilar que mantengan una buena higiene personal, especialmente cuando tienen la regla”, puntualiza.
Gorantla Nagamani, una de las enfermeras de la FVF, considera que estos talleres son “imprescindibles” para el futuro de las niñas y se siente orgullosa de poderles ofrecer un apoyo que ella no tuvo: “Cuando tuve la primera regla, no me atreví a contarle nada a mi madre; tenía mucho miedo. Cuando lo descubrió, no me explicó nada. Fue mi vecina quien me contó todo lo que me iba a pasar”.
Gorantla insiste en un mensaje combativo y esperanzador: “El nacer mujer no debe hacernos sentir culpables de nada, todas nosotras tenemos derecho a recibir la misma educación que los chicos. Mi intención es que estas jóvenes logren creer en sí mismas y que entiendan que todas son capaces de realizar cualquier tipo de trabajo, más allá de las labores de la casa que siempre nos han inculcado”.
Las sesiones se repiten tres veces a lo largo del curso para hacer un seguimiento. En esta ocasión, la jornada se ha centrado en la menstruación, pero en otras se abordaran también problemas que afrontan las adolescentes como los matrimonios precoces o la prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Al salir del aula, Bhulakshmi comenta con sus compañeras todo lo aprendido hoy: “Quiero seguir estudiando y no casarme hasta que tenga trabajo. Quiero ser una madre feliz”, afirma.
En 2017-18, la FVF ha realizado más de 940 charlas en institutos y aldeas. Un total de 22.000 chicas han participado en esta iniciativa.
Fátima Yráyzoz, Oriol Petit | Fundación Vicente Ferrer



 
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