La violencia contra las afganas se repite en todos los ámbitos de sus vidas

Miércoles, 29 de octubre de 2014 | e6d.es
• "Los hombres, en general, y la mayoría de las mujeres son cómplices de situaciones que solo pueden describirse como violaciones flagrantes de todos los derechos humanos"

Cuando la periodista Mònica Bernabé viajó por primera vez a Afganistán, en el verano del año 2000, se escandalizó tras comprobar el trato degradante al que eran sometidas las mujeres del país. Por entonces gobernaban los talibanes, y ella achacó a este régimen fundamentalista tales desgracias. Casi 13 años después, con los radicales fuera del poder, miles de millones de euros invertidos en ayuda humanitaria y cooperación al desarrollo, con un Gobierno, el de Hamid Karzai, instaurado con el beneplácito de occidente, y tras una larguísima intervención militar liderada por Estados Unidos, la reportera constata que aquellas restricciones que conoció en su día fueron puras anécdotas comparadas con el drama que viven hoy las afganas. "La violencia empieza en el seno de la familia y es endémica, independientemente de que los talibanes estén o no", describe Bernabé durante la presentación en Barcelona de Mujeres. Afganistán (Blume), un libro que denuncia la terrible situación de violencia estructural que sigue sufriendo este colectivo, que califica como "problema social generalizado".
La obra, realizada a cuatro manos entre Bernabé y el fotógrafo Gervasio Sánchez gracias al apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y de la Asociación por los Derechos Humanos de Afganistán (ASDHA), de la que la periodista es fundadora y presidenta, es más que un libro de fotografía: se trata de toda una enciclopedia de la mujer en este país de Asia central. Durante seis años —entre 2008 y 2013—, los dos reporteros han diseccionado la sociedad femenina afgana para demostrar desde la intimidad de la casa, el hospital, el correccional o el gimnasio cómo es el día a día de estas mujeres.
Niñas que son dadas en matrimonio a señores que les cuadriplican la edad, chicas que se inmolan a lo bonzo porque ya no aguantan más los abusos en casa, otras que se intentan quitar la vida ingiriendo matarratas, muchachas con formación universitaria condenadas a renunciar a su carrera porque fueron obligadas a casarse con un marido al que no quieren, o fieles esposas que no se divorcian porque perderían la custodia de sus hijos. Estos son solo algunos de los ejemplos de la triste realidad imperante. "Los hombres, en general, y la mayoría de las mujeres son cómplices de situaciones que solo pueden describirse como violaciones flagrantes de todos los derechos humanos", asegura Gervasio Sánchez. "La impunidad generalizada y el peso de la tradición ahorcan sus vidas". Leer noticia completa elpais.com.
 
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