La Resiliencia | "El mundo se aparta para dejar paso a aquel que sabe a dónde va"

Domingo, 5 de febrero de 2017 | e6d.es
• Artículo de opinión de Eduardo Doménech


La  Resiliencia mecánica de un material en ingeniería se denomina a la energía de deformación que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa el esfuerzo que causa la deformación. La Resiliencia es igual al trabajo externo realizado para deformar un material hasta alcanzar su límite elástico.
De una manera más sencilla, es la capacidad de memoria de un material para recuperarse de una deformación producto de un esfuerzo externo. El ensayo para evaluar la Resiliencia se realiza mediante el Péndulo de Charpy. Un muelle es un elemento resiliente pues después de comprimirlo recupera su dimensión original. Un metal muy resiliente es el acero y uno poco resiliente es el estaño. Cada vez la tecnología precisa de materiales principalmente metales que sean resistentes a los impactos, para con ellos construir las estructuras de máquinas con mayor garantía de éxito en su fiabilidad.
En psicología la Resiliencia es la capacidad de sobreponerse a los acontecimientos adversos o emociones más negativas  de tu vida. Es la fuerza interna que mueve a una persona a sobrellevar una mala etapa. Tras un golpe duro el resiliente es capaz de encontrar un significado a ese golpe y continuar aprendiendo, transformando su dolor en una herramienta que le da opción a no conformarse con la tristeza y la depresión. Aprender a ser emocionalmente fuerte te va a permitir superar obstáculos y eventos negativos de tu vida y seguir perseverando para alcanzar tus metas incluso más elevadas que inicialmente tenías.
Todos tenemos o hemos tenido alguna desgracia como perder un ser querido, un fracaso sentimental, un enfermedad grave, etc... son situaciones  muy comunes a mucha gente y muy antiguas, sin embargo el concepto psicológico de Resiliencia no era muy popular hace décadas.
Cuando yo empecé a trabajar por los años 70, veía como en mi empresa en Alzira llegaban al trabajo las parejas de novios y matrimonios ya que tenían el mismo horario de trabajo. Los hijos de mis compañeros de trabajo ocupaban las vacantes laborales que producían los jubilados y las ampliaciones de la fábrica. Los padres disfrutaban de la compañía de sus hijos casi a diario aún en etapa laboral o como mucho semanalmente y los que no trabajaban en Alzira generalmente los desplazamientos eran cortos.
Con la globalización y la interconexión del mundo laboral, financiero etc. ya hace décadas que este panorama ha cambiado y ha cambiado muy pero muy de prisa; han aparecido  a gran escala las fusiones de empresas con las reducciones consecuentes de plantillas, los nuevos modelos de negocios, el traslado de las instalaciones fabriles a otros países  etc.etc  y en consecuencia ya los hijos no trabajan donde trabajaban los padres con tanta facilidad y esposa y marido si tienen suerte tienen trabajos en lugares diferentes y solo se ven al finalizar la tarde. Los padres con suerte, se conforman en ver a sus hijos por Navidad y algunos días de verano pues los tienen repartidos por Europa.
 
"Cuando una puerta se cierra, no os lamentéis mucho porque
otra se abre, pero la tenéis que abrir vosotros"
 
Resumiendo; hoy en día los cambios en el ambiente laboral se producen a una gran velocidad  y nuestro cerebro que es muy conservador tiene miedo a las nuevas situaciones que se nos van presentando en la vida, de manera que si se nos produce una desgracia diferente a las citadas anteriormente, como puede ser el aparecer en la lista de un ERE con la consiguiente  pérdida del puesto de trabajo, entonces la resistencia al cambio de nuestro cerebro al principio nos paraliza, pero pasado un periodo razonable de duelo por el suceso, unos quedan lamentándose del “porqué a mi” y otros utilizan la Resiliencia para salir del paso, analizando la situación, mirando la dificultad como una oportunidad de mejora, haciendo una reflexión profunda de nuestras capacidades y habilidades, conociendo nuestras fortalezas y debilidades y teniendo confianza en nosotros mismos y en nuestro poder interior.
El tener miedo al cambio es normal, pero si es pánico es un miedo tóxico y no recomendable. Nuestro cerebro sabe que una nueva situación va a necesitar un esfuerzo de generación de energía mental mucho mayor porque antes teníamos una “marcheta en el trabajo" que con el nuevo escenario no la tenemos y la tenemos que crear, pero podemos estar tranquilos que por mucho que forcemos el cerebro no llegaremos a utilizarlo más de un 10 % de su capacidad, luego este miedo es consecuencia de un ahorro energético injustificable de nuestro cerebro.
Recordáis hace 35 años cuando muchos nos acostamos teniendo una casa  y sus enseres, un coche, un puesto de trabajo y nos levantamos al día siguiente sin nada de esto todo pues se perdió, en una noche y ante este suceso devastador fuimos resilientes y no tuvimos tiempo de lamentaciones, ni miedo de enfrentarnos a la adversidad, estando todo el día caminando, sin luz eléctrica, sin teléfono, con cartilla de racionamiento y recuperando las casa y las fábricas al mismo tiempo. Cuando lo recordamos casi no nos creemos el esfuerzo que realizamos durante meses y meses, fuimos resilientes no nos amedrantamos. Admiraros del potencial de energía que tenemos cuando lo queremos utilizar.
En la actualidad la vida la tenemos  rodeada de stress, nos anuncian la subida de luz, falta de dinero para las pensiones, ERES continuos sin saber durante tiempo a quién le toca quedarse en la calle sin empleo, anuncian temporales de agua y nieve, maniobras de Bancos nada éticas y te pasan mañana y tarde todas la calamidades que ocurren en el mundo. Hay una campaña generalizada de informar de peligros, de intranquilizar a la gente generando un ambiente hostil de ansiedad para reconducir nuestra opinión ante las urnas. Desasosiego este que sin duda se añade a la situación grave que podamos sufrir por la pérdida de un empleo o un desahucio etc., pero os aconsejo que ante una situación penosa  que sin duda os afectará personalmente, después de un razonable periodo de duelo hay que tomar la adversidad con esperanza, buscando en todo momento adaptarse al cambio, aceptando los fracasos y mirando las dificultades como oportunidades, manteniendo una forma física aceptable para conseguir también una buena forma psíquica, rodeándonos a ser posible por gente con actitud positiva.
Cuando una puerta se cierra, no os lamentéis mucho porque otra se abre, pero la tenéis que abrir vosotros, sacando vuestra fuerza interior y tirando hacia adelante, hay muchas cosas buenas esperándote, ve a por tus sueños y que ningún desalmado  te detenga. El mundo se aparta para dejar paso a aquel que sabe a dónde va.
Eduardo Doménech Sendra