La contaminación por combustibles fósiles e incendios alcanza el océano abierto a través de la atmósfera

Miércoles, 18 de mayo de 2016 | e6d.es
• Cada mes llegan a la superficie del Atlántico, el Pacífico y el Índico unas 90.000 toneladas de contaminantes


Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs por sus siglas en inglés) son contaminantes que proceden del uso de combustibles fósiles, incendios, vertidos de petróleo así como otras fuentes antropogénicas y naturales y se transportan a través de la atmósfera desde las zonas continentales hasta el océano abierto. Científicos de la expedición Malaspina, liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han destacado la importancia de conocer la dinámica de dichos contaminantes para entender tanto sus efectos en los ecosistemas oceánicos como en el ciclo de carbono global.
Los científicos señalan que del carbono que se deposita en el océano a escala global, el correspondiente a compuestos aromáticos supone el equivalente al 15% de lo que entra por deposición de CO2, “una cifra mayor de la esperada”. El estudio, publicado en la revista Nature Geoscience, refleja que cada mes entran en la superficie de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico unas 90.000 toneladas de hidrocarburos aromáticos policíclicos desde la atmósfera. Esta cantidad es cuatro veces mayor que la generada en 2010 durante el hundimiento de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el golfo de México, considerado el mayor vertido de petróleo de la historia. “Los hidrocarburos aromáticos policíclicos y otros compuestos aromáticos son contaminantes ubicuos y abundantes en el medio ambiente. Son, además, un componente del carbono orgánico poco estudiado hasta la fecha en términos de flujos atmósfera-océano”, explica Jordi Dachs, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua de Barcelona.
 
Muestras de aire y agua
Los resultados de este trabajo están basados en muestras de aire (gases y aerosoles) tomadas con captadores de alto volumen, además de muestras de lluvia y de agua de superficie del océano recogidas durante la campaña de circunnavegación del buque Hespérides. Tras el aislamiento de los compuestos orgánicos, estos se midieron y cuantificaron y, a partir de las concentraciones registradas, se calcularon los flujos atmósfera-océano con modelos atmosféricos y de intercambio atmósfera-agua.
Aunque las implicaciones concretas de las concentraciones registradas de hidrocarburos aromáticos polícíclicos son por el momento inciertas, los investigadores apuntan a que podrían afectar a largo plazo a los seres vivos oceánicos debido a su toxicidad y generar alteraciones en la formación de aerosoles en la atmósfera marina, afectando a los ciclos de formación de nubes, entre otros.
Belén González-Gaya, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua y el Instituto de Química Orgánica General en Madrid, destaca: “No se tenía mucha información de la magnitud de la contaminación por hidrocarburos aromáticos polícíclicos en el océano abierto. Era necesario realizar un estudio a escala global para conocer la relevancia de estos flujos a nivel planetario”.
Una caracterización más detallada de los flujos de estos contaminantes en los océanos y el estudio del impacto en comunidades concretas de seres vivos son los siguientes pasos que se plantean los científicos en su investigación.
 
La Expedición Malaspina
La expedición Malaspina es un proyecto Consolider-Ingenio 2010 gestionado por el CSIC y financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Malaspina comprende cerca de 50 grupos de investigación, incluyendo 27 grupos de investigación españoles, del CSIC, el Instituto Español de Oceanografía, 16 universidades españolas, un museo, la fundación de investigación AZTI-Tecnalia y la Armada Española. La
financiación total, en la que también han colaborado el CSIC, el IEO, la Fundación BBVA, AZTI-Tecnalia, varias universidades españolas y organismos públicos de investigación, ronda los 6 millones de euros.
El Seis Doble | CSIC