Se trata de un artefacto fabricado por el ingeniero sueco Andreas Hammar, que tomó como base a las máquinas utilizadas en la EEI para convertir la orina en agua potable de forma más económica y viable, y reteniendo las sustancias tóxicas para el organismo como las bacterias y las sales a través de un complejo sistema de filtros.
El invento utiliza una técnica llamada 'destilación por membranas', pero como inconveniente apenas conseguirá saciar la sed de una persona, ya que de una camiseta sudada salen tan solo unos 10 mililitros de agua. Es decir, para conseguir medio litro de agua a los científicos les harán falta unos cinco litros de sudor.
El aparato fue presentado al público en la Gothia Cup, un torneo de fútbol juvenil celebrado en la ciudad sueca de Gotemburgo.
Leer noticia completa en elcomercio.es