España pasa de la monarquía a la "braguetarquía"

Miércoles, 27 de febrero de 2013 | e6d.es
• El Rey es el que menos utilidad le saca a todo este asunto, que anda el pobre de quirófano en quirófano

Lo que oyen, el Gobierno de la bragueta. El duque, al que ahora llaman ‘em-palma-do’, enchufado por la ‘entrañable amiga’ del Rey que le proporcionaba un trabajo con un sueldo de más de 200.000 euros que, obviamente, rechazó, porque en Telefónica se vive mejor y si no que se lo digan a Rato.
La realeza española nos está dando momentos inolvidables. Es un trabajo impagable por España que distrae mucho de otros asuntos. La gran cortina, o gran Corina, de humo que necesitamos para que hablemos de temas tan sustanciales y estratégicos para nuestro futuro como la relación que tuvo Corina zu Sayn-Wittgenstein (el que lo pueda decir dos veces que levante la mano) con Urdangarin y así nos olvidemos de que vamos a llegar pronto a un 30% de paro como nos descuidemos.
Es lógico que andemos pendientes de las relaciones bajo ventilador del sumario que han mantenido todos estos personajes de la bragueta real. No queríamos monarquía, ¡pues toma monarquía morenín!, con todas sus braguetas al aire. Al menos el Rey nos pidió perdón y nos dijo que no lo volvería hacer, aunque no sabemos qué es lo que no volverá a hacer: cazar gamusinos, cazar elefantes o cazar corinas.
Corina es guapa. Al menos en la Casa Real tienen buen gusto eligiendo a sus ‘entrañables amistades’, eso hay que reconocerlo. Si Corina fuera un callo malayo nadie entendería nada, pero viendo a Corina uno ya lo entiende todo. Hasta que algún que otro periódico abra su edición dominical con una foto grande de la susodicha y sus declaraciones exclusivas como eje de la vida nacional de la semana. La braguetarquía lo inunda todo.
Con trabajos de ‘a 200.000’ a Corina se le va a llenar el despacho de currículum, incluso mejores que el ridículum vitae del ‘empalmado’, cuyo único mérito para ganar su fianza ha sido formar parte de la braguetarquía española, en la que ingresó, obviamente, por la bragueta, y pasó del balonmano al talonmano sin solución de continuidad.
El Rey no va a abdicar ni se lo plantea, según ha comunicado la Casa Real, contestando al impertinente del socialista Navarro que pretende aprovecharse de esta cortina de humo, o quizás Corina de humo, para tapar sus propias vergüenzas. Todos utilizan la braguetarquía para lo suyo. Quizás sea el Rey el que menos utilidad le saca a todo este asunto, que anda el pobre de quirófano en quirófano sin poder disfrutar de la braguetarquía que tan buenos momentos le dio y, ahora, nos está dando a todos.
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