“En la India deben ver que una persona ciega puede hacer lo que se proponga”

Miércoles, 15 de abril de 2015 | e6d.es
• Ana Gómez, voluntaria durante un mes en la Escuela Inclusiva de la Fundación Vicente Ferrer

El día que conoció a Ana Gómez, el alumnado de la Escuela Inclusiva de la Fundación Vicente Ferrer (FVF) no daba crédito. Ella, una persona invidente como muchos de ellos, les contaba que había estudiado en la universidad y que era periodista. Tenían sus motivos para mostrarse escépticos.
“En la India, cuando nace una niña o niño con una malformación lo ven como algo malo, como una carga, y creen que no servirá para nada y no podrá trabajar”, cuenta Gómez. “Yo vine aquí para dar testimonio. Para ser un ejemplo. Es importante que vean que una persona ciega puede hacer cualquier cosa que se proponga”.
Una de cada dos personas con discapacidad en la India es analfabeta, según el último censo del país, y cerca de la mitad no tiene empleo. Un informe del Banco Mundial estima que en la India, este colectivo representa entre un 5 y un 8% de la población, muy por encima del 2,2% que señala el censo indio. Esto se explica porque muchas personas, especialmente las que residen en zonas rurales, no se registran.
Gómez nació el 1983 en Madrid. Perdió la vista a los dos años. Es una persona risueña, con desparpajo. Le encanta hablar. Estudió periodismo en la Universidad Complutense y trabaja en una agencia de noticias. Precisamente fue cubriendo una rueda de prensa que conoció el trabajo de la Fundación y se planteó viajar a la India para colaborar como voluntaria. La Navidad pasada la presidenta de la FVF, Anna Ferrer, estaba en España presentando una campaña.  “Al terminar, se me acercó y me dijo que le habían parecido muy interesantes mis preguntas. Me invitó a Anantapur. Me contó que ya había habido otra voluntaria invidente, Alba de Toro. Al día siguiente, en la redacción, me lo empecé a pensar. Decidí llamar”, recuerda.
 
La autonomía, el primer paso
Gómez ha trabajado durante un mes con los alumnos de la Escuela Inclusiva. Ésta acoge a chicas, chicos, invidentes totales y parciales y huérfanos. Los estudiantes, que residen en el centro, no sólo aprenden lenguas o matemáticas, también se les enseñan herramientas para ser autónomos en las actividades del día a día, como cocinar o lavarse la ropa, entre otras tareas domésticas.
“Por lo que respecta a la discapacidad, la Fundación trabaja con conceptos muy avanzados. La Escuela Inclusiva es un ejemplo. Lo ideal, creo, es que las personas con discapacidad puedan estudiar con el resto de gente de su edad en colegios públicos”, dice Gómez. Más de 1.200 chicas y chicos estudiaron durante el curso pasado en los centros residenciales de educación especial de la FVF  como la Escuela Inclusiva de Anantapur.
Cuando Gómez entra en la clase de los más pequeños se desata la euforia. El alumnado se levanta de un salto y la rodean en cuestión de segundos. Todo son gritos. Ella saca un puñado de marionetas de una bolsa y las reparte entre los niños. Habla con ellos, les invita a jugar, a interactuar. También les da pedazos de plastilina para que la moldeen. Los alumnos hacen flores, serpientes, peces. “Si se les estimula, los niños responden”, dice. Uno da forma a una figura que representa a un dios hindú con varios pares de brazos.
 
Fomentar la creatividad
Otra actividad con la que Gómez está satisfecha es el teatro con las chicas y chicos de los últimos cursos. Debían inventar una historia y representarla en grupos de hasta seis personas. Un equipo contó la historia de un chico que iba al hospital pero no tenía dinero para pagar el tratamiento. Sus amigos lo conseguían organizando una colecta. Otro grupo hizo una representación que abordaba la importancia de la educación entre las chicas. De uno u otro modo, Gómez siempre busca lo mismo: que los alumnos sean creativos, piensen y se expresen.
“Aún existe el estigma en la sociedad”, dice. “El estigma es pensar en la discapacidad como algo malo. Mirarles mal. Es algo que ocurre en todos los sitios: mirar raro al diferente. No son actitudes que no haya visto en España u otros países. Lo que pasa es que en la India es más acentuado”.
Las personas que se dedican a la docencia suelen ser reticentes a confesar cuáles son, si los hay, los estudiantes por los que sienten predilección. Gómez no. Tiene dos alumnos favoritos. Uno quiere dedicarse a la política. El otro quiere ser periodista, como ella.
EL SEIS DOBLE | Fundación Vicente Ferrer

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