Los cursos subvencionados no son una buena IDEA, crean generaciones de comodones y comodonas

Lunes, 10 de septiembre de 2018 | e6d.es
• De esos, los más listos y listas, se afiliarán a un partido político para vivir del cuento toda su vida


Una gota de limón | Por: El buen entendedor
 
Nunca he entendido la utilidad de IDEA. ¿Eso qué es? ¿Una agencia de colocación? ¿Una academia? ¿Un ‘todo a cien’ donde gestionan cualquier cosa? Lo único cierto es que cada dos por tres Ivan Martínez, el concejal responsable del área, que hace declaraciones como “el principal objetivo que nos hemos marcado desde el Ayuntamiento es conseguir todos los recursos posibles para mejorar la formación y capacidades de los colectivos que peor lo están pasando”, al mismo tiempo que se hace el sueco mientras la emperatriz se gasta 30.000 en un capricho político, sale hablando de cursos, cursos y más cursos. Pero después de tantas noticias hablando de cursos, subvenciones y ayudas hay algo que no acabo de ver claro y es, como he dicho al principio, la utilidad de este servicio. Evidentemente tengo una ligera opinión, como puede tener cualquiera, que voy a tratar de exponer. Pero ya que el responsable de esto es el concejal Ivan Martínez lo haré en ‘lenguaje ivanés’, es decir, haciendo un desdoblamiento artificioso, ridículo e innecesario del género (masculino y femenino); si hay alguien que está en la frontera entre uno y otro que se incluya en el que considere, ya que el neutro todavía no lo utiliza.
Lo que creo que están haciendo con los cursos subvencionados de las agencias de desarrollo en muchos Ayuntamientos es crear una generación de comodones y comodonas. De esos comodones y comodonas, los más listos y listas, se afiliarán a un partido político para vivir del cuento toda su vida. Aunque esto no es nuevo de ahora, todos y todas conocemos y tenemos en la cabeza los nombres de estos y estas hombres y mujeres, comodones y comodonas. Los que no sean tan listos y listas vivirán de la sopa boba esperando algún cursito de la administración con el que sacarles las castañas del fuego. ¿Qué significa esto? Que serán hombres y mujeres que no se esforzarán, que practicarán la ley del mínimo esfuerzo.
Me llama la atención que en una noticia del CIPFP Luis Suñer se concede la segunda oportunidad para que hombres y mujeres mayores de 17 años puedan matricularse, ¿qué quiere decir esto? Que algunos y algunas no tienen ningún interés ni en aprender ni en formarse. Si un instituto concede un segundo plazo para estudiantes mayores de 17 años ocurren dos cosas: a) que estén todos y todas haciendo otra cosa (que no creo) y b) que pasen de matricularse porque estar dos o tres años estudiando para algo que les capacitará y les podrá dar mayores posibilidades lo vean muy difícil (lo más probable).
Es decir, si un hombre o una mujer mayor de 17 años no tiene interés por formarse y estudiar, ¿por qué hay pagarle una formación a ese hombre o a esa mujer? Podría sustituir el verbo ‘pagar’, por ‘regalar’, porque aquí, en estos cursos subvencionados ni estudian ni nada; van, calientan la silla durante unas horas (las que sean), semanas o meses (los que sean) y ya tienen el certificado.
¿Sabrán los que ‘IDEAN’ estos cursos lo que cuesta hacer un curso de reciclaje, por ejemplo, para ingenieros e ingenieras de unas 4 horas? Y eso que estos y estas son hombres y mujeres que han estudiado y se han sacado una carrera, no son comodones ni comodonas que han estado esperando que un o una, político o política, vaya a regalarles nada. Uno sencillo, online, impartido por centros especializados, puede costar unos 50 euros.
Dicho lo anterior, ¿quieren decir que un ‘certificado de profesionalidad’ puede sustituir cualquier titulación  oficial (en este caso, por ejemplo, lo que se imparte en el CIPFP Luis Suñer)?
Quizá también habría que ver la responsabilidad de esos hombres y mujeres mayores de 17 años que no tienen trabajo ni estudios. Porque digo yo que alguien que esté en la veintena y no tenga ni estudios ni trabajo ¡alguna responsabilidad tendrá! ¿No? Pero claro, entre todos y todas… mejor dicho entre nosotros y nosotras, porque los políticos y las políticas están en otro mundo, tendremos que tratar de solucionarles la vida.
Pero no pasa nada, que sigan creando comodones y comodonas o dando ayudas a hombres y mujeres que no han querido, ni quieren, estudiar porque se veían de adolescentes con 1.000 euros en el bolsillo viviendo en casa de los papis. A los chicos y chicas que estudiaban y que quieren seguir formándose a esos que les den viento fresco y que se lo paguen de su bolsillo. Becas sí, por supuesto, pero para aquellos y aquellas que se lo merezcan. Pues eso. Os observo.
 
Nota: el autor de este artículo ha preferido ocultar públicamente su identidad. Como sí se ha identificado ante nuestra redacción y el texto guarda las formas y corrección requeridas, lo publicamos y respetamos su libertad de expresión.