Como cada Viernes Santo, Alzira revivió los últimos días de Jesús en la procesión del Santo Entierro

Sábado, 19 de abril de 2014 | e6d.es
• Cerca de 8.000 cofrades desfilaron con pasión, respeto, devoción y repicar de tambores… es la Semana Santa

La procesión del Santo Entierro congregó ayer, Viernes Santo, a las veinte hermandades y cofradías que integran la Semana Santa de Alzira. Hermanos, cofrades, imágenes, pasos, cruces, bandas de música, bandas de cornetas y tambores, autoridades eclesiásticas, miembros de la corporación municipal… ‘procesionaron’ en el tradicional recorrido por algunas calles de la localidad que albergaron, como cada año, a miles de personas.
La historia se volvió a repetir como cada Viernes Santo en nuestra ciudad, a partir de las 17:00 horas. Los pasos fueron subiendo hasta la Plaza Santa María y final de la Avenida Luis Suñer, junto al puente de hierro, lugar de reunión habitual, unos acompañados por las bandas de música a los sones de vibrantes pasodobles y, otros a hombros con los sonidos acompasados de los tambores y timbales.
Los cofrades con sus caras descubiertas y figuras deformes escondían bajo las vestas los dulces regalos que minutos más tarde regalarían a conocidos y allegados. La gente iba tomando asiento en la serpenteante silueta de las sillas blancas, otros con sus asientos traídos de sus propias casas en la segunda fila.
La procesión fue retransmitida por Ribera TV, siendo presentada por la locutora Sandra Calabuig, con los comentarios del archivero municipal Aureliano J. Lairón y el historiador Bernat Montagud.
A las 18:30 horas, puntualmente a su cita, la procesión del Santo Entierro comenzó con un cielo luminoso y brillante. Este año abrió el cortejo la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Agonía de Xeraco, con su armónico paso marcado por los redobles.
La pasión y muerte de Jesús marca el orden de las hermandades: la Hermandad de la Santa Cena fue la primera en desfilar, a continuación el Santo Cáliz, la Oración en el Huerto, el Prendimiento del Señor y Nuestra Señora de la Esperanza, el Cristo en la Columna, la Coronación de Espinas, el Ecce-Homo, Jesús Nazareno y la Virgen del Sufragio que eran acompañados por camareras y una gran cantidad de fieles devotos detrás del paso, la Santa Faz, el Expolio y la Virgen del Perdón y la Crucifixión. Siguió el Cristo de la Agonía, uno de los pasos que su traslado a hombros causa más respeto, con tambores sordos, antorchas encendidas en la oscuridad de la noche, las siete palabras recordándonos la tragedia y doce hermanos en cada turno que fueron alternando todo el trayecto para llevar el paso. Después le siguió María Madre y el ‘Pas del Poble’. La Cofradía del Descendimiento también llevó en volandas a su imagen; los costaleros perfectamente ataviados con blusón negro, faja y guantes blancos, cargaron sobre sus hombros el dolor y la desesperación de María viendo muerto a su hijo. Sin pausa, la Virgen de los Dolores desfiló también a hombros de sus costaleros su pena en la procesión del Santo Entierro, que continuó con la figura solitaria de María Magdalena Camino del Sepulcro del Señor. El final se presentía, tambores y cientos de cofrades acompañaron el Sepulcro, llevado a hombros; a su paso, la gente puesta en pie mostró su respeto al igual que lo hizo con el Cristo en la Agonía. La Virgen de la Soledad, un año más, lloró lágrimas de desesperación en su solitario recorrido. Al final del cortejo, el último paso, la Santa Cruz, con la representación de la Junta de Hermandades y Cofradías; María José Peris Ferrero y Jesús López García, Clavarios Mayores de Alzira y las autoridades municipales presididas por Elena Bastidas, alcaldesa de Alzira. Cerró la procesión la Banda de la Societat Musical de Alzira.
La Semana Santa de Alzira fue un año más pasión, respeto, devoción, repicar de tambores, penitentes descalzos, cruces arrastradas, cirios, clavarios, clavariesas y camareras de la Virgen, sangre derramada sobre el parche de un tambor, un paquete de peladillas entregado a una persona querida, la gente puesta en pie como resortes al paso del Cristo de la Agonía y del Santo Sepulcro, el esplendor de los bordados de la capas y los fajines de algunas cofradías y la sobriedad de otras, cientos de personas con sus promesas a cuestas acompañando a las imágenes, impresionantes adornos florales sobre los pasos y las bandas convirtiendo sus notas musicales en devoción melódica.
Miguel Ángel Martínez