Hallan en su casa de Cullera el cadáver apuñalado de un vendedor de la ONCE

Martes, 19 de febrero de 2013 | e6d.es
• El asesino rompió la llave en la cerradura de la puerta de acceso para dificultar la entrada de la policía y los bomberos
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La calle Cabañal de Cullera, en pleno mes de agosto, es todo un hervidero de turistas. Sin embargo, en un fin de semana como el pasado, fue el escenario ideal para que el autor o autores de la muerte de un vendedor de cupones de la ONCE hallara la tranquilidad necesaria para cometer su crimen sin muchos testigos alrededor.
Y es que fue ayer mismo cuando el cuerpo sin vida de Rafael Alamillo Romero, de uno 58 años de edad, salía de su casa por última vez. Quien acabó con él lo hizo con un arma blanca y apuñalándole en varias ocasiones.
Rafael era muy conocido en la ciudad costera, donde residía desde hace varias décadas pese a no ser natural de ella. Así, quien había dado la primera voz de alarma de su ausencia, a lo largo del fin de semana, había sido, precisamente, el colectivo que le había ayudado a tener un modo de vida, la ONCE. El hecho de que no devolviera los cupones ni diera señales de vida había generado las primeras inquietudes hasta que, en la mañana de ayer, tanto efectivos de la Policía Local como los bomberos se desplazaran hasta su casa para saber si ocurría algo grave.
Alrededor de las diez de la mañana se presentaron efectivos de estos dos cuerpos en la vivienda, ubicada en el quinto piso del número 11 de la calle Cabañal, en el edificio Holanda.
Al llegar frente a la puerta de esta vivienda, que estaba alquilada, comprobaron que había una llave rota en la parte exterior de la cerradura, lo cual hacía imposible acceder al interior de la misma con la llave que posee la propietaria del mismo. Los bomberos no tuvieron más remedio que entrar en la otra vivienda y, por un patio de luces, acceder a la casa que ocupaba la víctima.
Una vez en su interior tanto los efectivos de la Policía Local como los de los Bomberos comprobaron que, a simple vista y sin apenas dudas, se trataba de un crimen, por lo que llamaron a la Guardia Civil y, tras la llegada de los efectivos de la Benemérita, abandonaron el lugar de los hechos y dejaron la investigación en sus manos.
A partir de ese momento, comenzó una labor, que se prolongó durante varias horas y que continuaba en la tarde de ayer, para tratar de conseguir la máxima cantidad de indicios que condujera a la detención de los implicados.
Los agentes de la Benemérita cuentan en su investigación con la desventaja de que se trata de un edificio de nueve plantas que se encuentra prácticamente vacío salvo en los meses de verano, por lo que resulta más complicado conocer los movimientos de personas que pudieran ser ajenos al mismo.  M.G.  Leer noticia completa en Las Provincias