Detenido por explotar a 25 compatriotas que vivían hacinados en ´pisos patera´ en Alberic y Carcaixent

El capataz arrestado llevaba a los «collidors» a campos de la Ribera con documentación falsa

La Policía Nacional ha desmantelado una red de explotación laboral de inmigrantes en situación irregular en el país con la detención de 26 personas, entre ellos el cabecilla de la organización, un hombre de nacionalidad pakistaní que presuntamente obligaba a compatriotas suyos y de origen hindú a trabajar durante doce horas seguidas, en las que ni siquiera podían parar a comer, en campos de la Ribera.
Además esta persona, que actuaba como capataz de la cuadrilla para trabajar en campos de la provincia de Valencia, los tenía hacinados en dos «pisos patera» de Alberic y Carcaixent a cambio de un alquiler de entre 70 y 100 euros por persona. En uno de ellos, llegaron a vivir simultáneamente hasta 20 personas.
Las detenciones, llevadas a cabo por la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif) de la Policía Nacional, se efectuaron el pasado martes cuando estas personas, todos hombres de origen pakistaní e hindú, se dirigían a trabajar en la recogida de naranjas en unos campos de Picassent. Los agentes pararon las tres furgonetas en las que iban distribuidos los inmigrantes en situación irregular y el cabecilla de la organización, quien ha sido acusado de un delito contra el derecho de los trabajadores.
Las investigaciones se iniciaron hace un par de semanas pero la fase de explotación de la operación se realizó el martes, un día después de que funcionarios de la inspección de trabajo se personaran en uno de los campos donde trabajaban los inmigrantes y observaran que la documentación que portaban parecía cuanto menos irregular. De hecho, 21 de los 26 arrestados por la Policía Nacional, incluido el cabecilla, han sido imputados por un delito de falsificación de documento público, ya que los trabajadores portaban tarjetas falsas. A los otros cinco sólo se les acusa de un delito de extranjería por encontrarse en situación irregular en el país.
Según dirían los detenidos, el presunto cabecilla les obligaba a trabajar durante más de doce horas seguidas, y en algunos casos no podían parar ni a comer. De hecho cuando se les arrestó en las furgonetas estos iban en grupos de más de diez personas y sin alimentos.
Además, por cada día de trabajo en el campo tenían que pagarle a su capataz seis euros, a cambio de la posibilidad de darles un trabajo y de la documentación falsa que les facilitaba para ello. Sin embargo, al finalizar la jornada éstos únicamente recibían como pago 1,20 euros por cada caja de 25 kilos de fruta que hubieran recolectado. La explotación seguía en los dos pisos de Carcaixent y Alberic en los que vivían hacinados.  Leer noticia completa en Levante-EMV